Veinticuatro

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Antes

Thiago estuvo a su lado la mayoría del tiempo, mientras Celeste comenzaba a buscar un trabajo en el pueblo, pues sus ahorros finalmente se habían acabado. Thiago aún trabajaba en la carpintería; pero era mucho más difícil marcharse de casa para dejar a Celeste sola. Él sabía que tomaba anti-psicóticos, sabía que tenía alguna clase de trauma, pero desconocía la causa, por eso siempre intentaba protegerla, diciéndose a sí mismo que cualquier amigo haría lo mismo por ella.

Era más fácil engañarse a sí mismo, que enfrentar la verdad, que sus sentimientos por ella no daban marcha atrás, que Celeste sonreía más a menudo, sobre todo cuando sus miradas se encontraban y él entrelazaba sus dedos con los de ella, ganándose una hermosa y resplandeciente sonrisa de su parte.

Ella te ama, te abraza, te sonríe como si fueses lo más importante en su vida. Tú sonríes, y ella se ilumina, te marchas y te extraña. Ella te necesita, te quiere, te ama, decía una voz interna, un Thiago que podía darse cuenta de aquellas cosas con gran facilidad.

Pero él no quería ilusionarse tan fácilmente, pese a que en ocasiones... los sentimientos de Celeste resultaban irrefutables, tan claros como el agua.

Ella podría resultar ser el amor de mi vida, ¿y si un día llega aquel hombre que ella amó? ¿Y si él se la lleva de mi lado? ¿Qué haré entonces?


Entre Versos y Lágrimas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora