Treinta y nueve

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Después

El sueño más extraño que tuvo fue cuando se encontraba en medio del desierto, mientras el sol abrasaba su piel, llegando incluso a ser doloroso. Caminaba aquel páramo interminable, tratando de alcanzar algo que él sabía que necesitaba. Pero ese algo se alejaba de su alcance con cada avance que hacía.

Jamás lo alcanzaba.

Pero luego la escena cambiaba y se hallaba en una de sus misiones de Irak una vez más, sintiéndose horrorizado, a sabiendas de lo que estaba a punto de suceder.

Revivía una y otra vez el modo en que obtuvo sus cicatrices: sus compañeros y él acercándose a aquel par de niños que intentaban salvar, la explosión, los gritos..., Thiago siendo uno de los pocos que sobrevivió, pero no pudo salvar a nadie. Nunca podía.

Tampoco pudo salvar a Celeste, pero el problema con ella era que jamás quiso ser salvada.

Al despertar con el susurro de una femenina voz cerca de su oído, sonrió.



Entre Versos y Lágrimas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora