La rama donde estaba sentado crujió y eso significaba una sola cosa, caería si no me apresuraba, traté de sostenerme en una rama cercana pero estaba alejada, intenté lanzarme hacia ella para tratar de alcanzarla, con suerte esta no se rompería con mi peso, a pesar de que yo era delgado la rama era bastante fina y podría caer con ella, más sin embargo antes de yo poder logras tal asaña, la rama se rompió, no logré sujetarmede nada, la caída fue libre, las ramas golpeaban mi cuerpo, costillas, piernas, brazos y rostro, haciéndome rebotar entre ellas hasta que llegué al suelo, el ruido que mi cuerpo crujir y caer en la tierra proporcionó al ambiente que causaba eco por su soledad era muy parecido a escuchar una caja de madera golpeando el suelo.

Quedé inerte sobre el suelo, estaba herido, era mi fin, de eso estaba seguro, uno de los huesos de mi pierna estaba roto, salía de ella causando una hemorragia, al caer había golpeado mi cabeza en seco con la tierra, del golpe mis orejas y nariz sangraban, estaba confundido y desorientado, sentía dolor pero no podía expresarlo pues algo en mi cabeza lo impedía, mi visión era borrosa, sabía que éste era mi fin, al menos tenía la certeza de morir felíz, por el hecho de probar bocado antes de ir al otro mundo, sonreí para mi mismo y cerré mis ojos esperando encontrar algo de paz dentro de la oscuridad, me quedé quieto un momento, respiraba con dificultad y sentía mi cuerpo vaciar su líquido vital, era doloroso si, pero estaba de alguna forma extraña y ambigua bastante tranquilo, respiré mi última bocanada de aire y me despedí de todo lo que conocí en este mundo.

Segundos después sentí una fuerte punzada en el cuello, abrí los ojos pues pensé en lo que alguna vez dijo mi madre,- "Cuando las personas mueren, la muerte en persona viene por ellos como una sombra y los lleva a su inmensa oscuridad"- al recordar aquella frase tan mencionada por mi madre desaparecida decidí armarme de valor y reconocer mi cruel destino, vi una sombra devorar mi cuello, me retorcí de dolor, sentí un fuego entrar en mi cuerpo, un fuego abrasador, cual lava ardiente disparada de un volcán, un calor se adentró en mi, recorriendo cada centímetro de mi ser, me estremeció el hecho de sentir todo tipo de sensaciones antes de morir, la muerte desde mi punto de vista tenía ojos preciosos, eran totalmente blancos, me miraba sonriente, me perdí en su mirada y todas las extrañas sensaciones que aquella punzada causaba en mi, no lo había notado pero la muerte tenía la misma forma que yo pues parecía tan humana que no pensé fuera ella quien me arrebatara la vida, según las historias de la familia se hablaba siempre de una sombra, una gran sombra con túnica y un artefacto filoso que utilizaba para arrancarle la vida a los moribundos como yo, en cambio lo que percibí en mi esperiencia personal era distinto, la misma muerte era muy parecida a mi, tenía una cabellera negra azabache idéntica a la mía, un poco más larga pero del mismo color, tomaba mi rostro con dulzura causandome dolor al mismo tiempo, lo cual era una tortura bastante extraña, supuse así se sentiría estar en el infierno.

La vida se escapaba de mis manos como arena en el mar de una manera aterradora y placentera que aún no lograba describir, al pasar de los minutos mi vista se volvió nula, no sentía el dolor, no sentía ninguna parte de mi cuerpo, los latidos de mi corazón se volvían lentos, tan lentos que apenas se escuchaban bombear sangre, mis oídos perdieron sentido, sólo quedaba mi cerebro trabajando por intentar mantenerme consciente un rato más, no lo logró, aquella oscuridad me abrazó sentándome en su regazo, sentí a la muerte acariciar mi rostro hasta que perdí la vida.

***

Fué en ese entonces, cuando abrí los ojos y me percaté de estar en el mismo infierno, me encontraba sólo, con un ardor espantoso en la garganta, mi ropa estaba teñida de un rojo profundo, era sangre, mi sangre, pasé la mano sobre lo que antes había sido mi pierna rota, no tenía heridas, toqué aquella mancha que olía bien, pero estaba seca por completo, me puse de pie con velocidad revisando mi cuerpo con confusión e intrigado por saber como de pronto no tenía alguna herida, de pronto un dolor en el pecho se aventuró dentro de mi causando que un alarido parecido al rugir de una bestia escapará de mis labios, haciéndome caer de rodillas, me arrodillé, el dolor me hizo retorcerme, caí sobre mis manos quedando aún arrodillado con una mano en el pecho y otra en el suelo, mi lacio cabello azabache calló hacia mi rostro acompañando mi dolor, abrí los ojos con mucho ímpetu reaccionando al dolor, al igual que abrí mi boca pues ya no podía gritar, el dolor me estaba revasando, pensé en estar ahora en el infierno, lo que me preguntaba era el porqué el infierno era idéntico a la realidad, el dolor en el pecho de pronto se detuvo, de una manera abrupta, comenzó a latir, fue entonces donde descarté la idea de estar muerto, respiré profundo, puse atención y mis manos ahora estaban pálidas, eran tan blancas que parecían la misma nieve, yo era blanco claro, pero el blanco que ahora pigmentaba mi piel era distinto, mis uñas habían crecido, me reincorporé con lentitud y miedo, miedo a que el dolor regresara, más no fue así.

Miré al árbol donde caí, me aseguré de que fuera el mismo del cual había caído, vi las ramas rotas, rastros de sangre por todos lados, hojas debajo de mi, miré a mi alrededor y me percaté de un detalle, la cáscara de fruta estaba a un lado de mi, me acerqué y por alguna extraña razón sentí asco al verla, sin embargo la tomé entre mis manos, acerqué mi nariz instintivamente, la olí, tenía olor si, pero no era un olor apetitoso a mi gusto, la fruta estaba fresca, con algunas horas de haber sido consumida, lo cual me extrañó.

Decidí seguir mi camino para buscar algo de agua, pues el ardor en mi garganta aumentaba con el tiempo, tomé mi cuello pensando que tocandolo un poco aliviaría ese sentir, lo cual también fue un error, seguí caminando, durante horas sin cansarme.

Dejé mi cuerpo inerte reposando en un pequeño árbol, ahora mi garganta quemaba y me sentía desesperado y lleno de ansiedad, aunque para ese entonces no sabía lo que eso significaba, pasé las manos sobre mi rostro con frustración, hasta que un olor penetrante inundó mis pulmones, si, era un olor que hacia rugir mi garganta, era algo parecido al hambre pero con una sensación de vacío totalmente distinta, indescriptible para mi, me acerqué lentamente a lo que fuera que tuviese aquel delicioso aroma, mi corazón se aceleró al ver a un niño pequeño corriendo, mi instinto se apoderó de mi, corrí sin pensarlo hasta estar a poca distancia del niño quien chocó con mis piernas largas.

- Lo siento señor- dijo mirándome desde abajo sentado en la tierra.

Lo miré directo a los ojos, lo analizé y disfrute el aroma que el pequeño emanaba con cada movimiento, se puso de pie haciendo mas notorio su olor, el cual inhalépara tener el recuerdo de esto qhe para mi significaba la vida.

- ¿Está usted bien? - dijo mirando mi ropa, más nunca contesté ni cambie mi semblante, ahora que vi al niño me Di cuenta que algo en mi había cambiado, algo en mi ya no se encontraba pero no sabía a ciencia cierta de que se trataba.

- Llamaré a mamá, necesita usted ayuda- el niño dio la vuelta para regresar dentro de su pequeña casa que se encontraba a escasos metros de distancia, lo detuve tomando lo del brazo, me miró confundido, fué ahí donde perdí el control pues al tomarlo del brazo el niño sa asustó, el latir de su corazón aceleró haciendo su olor cada vez mas irresistible, tomé al niño del cuello para hacerlo entrar en pánico, me sentí extraño al ver sus lágrimas descender de sus ojos para continuar en sus mejillas mojando mis manos, tapé la boca del pequeño, solté su cuello mientras el luchaba por su vida entre mis manos, daba pequeñas patadas y mordida con fuerza mis dedos, más nunca lo solté, me acerqué al cuello tierno y mordí con fuerza, el niño gritó más el grito sólo lo escucharon mis dedos, bebí de su sangre por instinto pues no sabía porque lo estaba haciendo, bebí sin parar u en unos cuantos segundos el niño se hallaba muerto en mis brazos, lo tomé de su mano y la dejé caer, al no tener vida su cuerpo se encontraba relajado, tiré el cadáver justo donde chocó conmigo, el niño había palidecido y tenía aún sangre en el cuello, me arrodille, pasé mis dedos sobre la herida en su cuello y los lleve a mi boca con el afán de no desperdiciar ni una sola gota, cerré los ojos del niño y me puse de pie, la madre del chico salió y al ver mis labios cubiertos de rojo y a su hijo muerto gritó, me puse de malas, la seguí pues huía de mi, se resguardóen su casa creyendo estúpidamente que tendría seguridad ahí, abrí la puerta y seguí el latir frenético de su corazón, no sería difícil saber que estaba detrás de la puerta, cerré la puerta y repetí la acción con ella al igual que había hecho segundos antes con el chico, cuando terminé el fuego que me consumía la garganta cesó, fué ahí donde supe que me había convertido en un monstruo chupa sangre....

*** espero les guste mi nuevo proyecto, este capítulo va dedicado a mi hermana del alma, quq la quiero mucho por estar desquiciada igual que yo... Te amo ElenaaL04 espero te guste.. voten y digan que les pareció. Gracias por leer Saludos mexicanos.. =(^w^)=/

Soy un maldito, lo sé.Where stories live. Discover now