-Hace un rato lo estaba... ahora no sé.

Ella miró a Zayn. El moreno alzó la mano y acarició su mejilla. No sabía que más podía hacer por ella. No podía ponerse en su lugar. Él simplemente asesinaría a la persona que le pusiera un dedo encima a su madre, incluso si esa persona fuese su padre. Pero él sabía que Yaser jamás, pero jamás tocaría a Tricia.

-Voy a estar aquí fuera, esperándote todo lo que sea necesario -le dijo. Ella asintió.

-¿Por qué no me acompañas a tomar un café, Zayn? -le preguntó John y luego miró a Mia-Voy a interrogarlo un poco.

Mia sonrió levemente. Sabía que tipo de interrogación sería. A ese hombre le gustaba saber absolutamente todo. Claro, como todo abogado. Vio como ambos se alejaban y volvió la vista a la puerta.

Respiró profundamente y la abrió con cuidado. Entró y cerró sin hacer ruido. Al girar, se quedó quieta, observando a la mujer que estaba acostada en aquella cama. Se estremeció al reconocer a su madre. Sus ojos acumularon nuevas lágrimas rápidamente, al ver los moretones que surcaban su rostro. Estaba pálida y sus heridas resaltaban más.

¿Por qué él había hecho eso con ella? ¿Qué lo cosa lo había llevado a cometer semejante atrocidad? Michelle abrió los ojos lentamente.

-No -murmuró afligida. Mia se acercó rápidamente a ella.

-Mamá...

-No, Mia -lloró y giró la cara hacia el otro lado -No me veas, hija, por favor...

-Mamá, mírame -le pidió llorosa -Mírame, mamita.

Michelle obedeció luego de unos segundos, y volvió la vista hacia ella. ¡No, no y más no! Ella le había pedido a John que no la buscara. No quería que su hija la viera así. Era una vergüenza. Mia levantó la mano y tocó sus cabellos. Michelle sintió una presión en medio del pecho al ver las lágrimas en sus ojos. Su niña, era tan bonita. Y ella la había descuidado. Jamás iba a perdonarse aquello. Tal vez era por eso que ahora estaba así. Se lo merecía... ¿o no?

-Mia, mi amor...

-¿Por qué te hizo esto?

-Tu padre tiene problemas...

-¡No, no lo justifiques de nuevo! -exclamó -No más, mamá, por favor...

-Yo no sé, Mia -rompió en llanto -Yo no sé por qué lo hizo. Solo sé que jamás lo había visto así... tuve mucho miedo. Pensé que iba a matarme...

-Estuvo cerca -murmuró ella y recorrió de nuevo su rostro con la mirada. Por Dios, ¿Cómo alguien podía causar tanto daño? -Voy a hacer que se pudra en una cárcel...

-Mia -tomó su mano -No quiero que llenes tu vida de más odio, hija. Ya es suficiente... ahora... -bajó la mirada a su vientre -Ahora tienes a alguien que te necesita llena de amor y de felicidad.

-¿Tú no me odias por eso? -preguntó. Michelle sonrió sin dejar de llorar.

-¿Cómo voy a odiarte, mi amor? -quiso saber -Sé que no fui la madre que necesitabas, pero jamás te odié, jamás. Y cuando supe que estabas embarazada... me desconcerté, pero después entendí que era maravilloso, hija. Vas a ser la madre que jamás he sido.

-No lo sé...

-Sí, mi amor -le acarició el rostro -Sí lo sabes. Porque eres hermosa por dentro, a pesar de todo el maltrato que has vivido, estás llena de amor para dar y ese bebé va a tener a una madre estupenda.

-Tengo miedo de no hacerlo bien...

Michelle apretó su mano y la miró fijo a los ojos. Mia pudo haber todas las emociones que surcaban a su madre en ese momento. Estaba mirándola con amor. ¿Cuántas veces ella había visto esa mirada? Pocas. Michelle siempre había sido una madre algo distante, pero siempre le había mostrado amor cuando Robert salía de viaje. Muchas veces ella se había preguntado por qué su madre cambiaba cuando su padre regresaba.

Y al parecer ahora lo podía comprender.

-Mia -susurró.

-¿Qué, mamá? -dijo ella.

-Te amo, hija... -el labio inferior de la morena tembló -Eres el regalo más grande que Dios me ha dado. Y necesito que me perdones... necesito escucharte decir que me perdonas por no haberte cuidado como debía.

-Mamá...

-Por favor, Mia, perdóname.

Ella asintió levemente y se secó las lágrimas. Le sonrió a su madre levemente y tragó con fuerza antes de decir las palabras.

-Te perdono, mami.

Michelle sonrió entre lágrimas y Mia se acercó a ella para abrazarla. Entonces ambas escucharon un par de gritos provenientes de afuera. Michelle se tensó al reconocer una de esas voces.

-Robert -murmuró horrorizada.

Mia la miró y se puso de pie. Acarició el rostro de su madre.

-No te preocupes, no va a hacerte nada. Te lo juro...

Se iba a alejar, pero su madre tomó su mano.

-No vayas... no vayas, por favor. Puede hacerte daño -le rogó.

-Mamá, necesito enfrentarme a él. Necesito que sepa que ya no le tengo miedo, y que se va a pudrir en una cárcel...

-No, hija.

-Ya no más, mamá. Basta de esto. No quiero que vuelvas a querer defenderlo, y tampoco quiero que sientas lastima por él. No la merece.

Michelle asintió. Mia le entregó una nueva sonrisa y se dirigió a la puerta. Al salir se encontró con la fija mirada de Robert Bennett.

It's Complicated  » ZaynWhere stories live. Discover now