Te adueñas de todo

267 47 29
                                    

—¿Quién es? —pregunta Pierre al ver mi repentino subidón de alegría.

—Mi papá. ¡Vas a poder conocerlo!

—¿Ahora?

—No, mañana. —Nos silenciamos—. ¡Sí, Pierre! ¡Ahora!

Su rostro empalidece de inmediato e intenta contestar algo al respecto, pero se queda mudo, con cara de estar en medio de un terremoto y no saber qué puerta tomar para salir. Lo ignoro y prosigo.

—¡Hola, papá! —lo saludo apenas descuelgo. Su inmediata sonrisa me llena de nostalgia, familiaridad y recuerdos.

—¡Hola! ¿Cómo está mi niña?

—Sobreviviendo en este pueblo. —Suelto una risita tímida—. Literalmente. ¿Tú cómo estás? Te extraño muchísimo, no puedo dejar de repetirlo cada vez que hablamos.

Puedo adelantarme gracias a lo que veo en la pantalla que se encuentra frente a la playa, tomando un jugo de color rojo, en una mesa de madera. Debe estar en un café, o eso imagino. El ambiente se ve nublado y gris.

—Pasándomela de lujo.

—No me digas. —Me hago la sorprendida, siempre se la pasa de lujo. ¿Quién no lo haría allá?

—Ayer fui a una playa en la que se permite nadar con tortugas. ¿Puedes creer que nadé con ellas? Son bellísimas, incluso más que en los documentales de Internet.

—¡¿De verdad?! —¡Tortugas! ¡Nadó con tortugas!

—¡Sí! Sus colores son increíbles; incluso me enseñaron muchos datos interesantes e historias sobre ellas. —Sonríe más que nunca, y niega con la cabeza mientras entiende las magnitudes de lo que está contando—. Estoy ansioso por traerte aquí, Brid. Traer a esa niña que siempre soñó con playas soleadas. Te va a encantar.

—Y yo estoy ansiosa porque me lleves allá, papá.

—Podríamos hacer expediciones, conocer nuevas especies, nadar en diferentes playas. —Levanta y baja las cejas con rapidez—. ¿No te gusta la idea?

—¡Claro que sí! Me encanta, sería genial viajar contigo.

—Te prometo que lo haremos. —Suelta un suspiro para bajar decibeles de imaginación, y añade—: Ahora cuéntame tú qué has hecho; es tu turno.

Miro la Shungit detrás de mí. No puedo enseñársela, ¿o sí? Tiene demasiado que ver con los dragones, pero no significa que exponga el secreto por completo. Además, la piedra existe de por sí, solo que esta fue modificada mágicamente hace décadas atrás. Puedo contarle de ella sin nombrar a los dragones.

Voy a soltar ese dato cuando Pierre capta mi atención. Está a unos metros, jugueteando con sus dedos como si esperase el momento justo para participar mientras se prepara mentalmente para hablar.

Lo tomo de la mano y lo atraigo hacia mi lado. Su piel hierve. Eso significa una sola cosa; está nervioso.

—Ey, tranquilo —le susurro, a lo que se ríe con vergüenza—. Le caerás muy bien, él ama a todo el mundo.

—¿Con quién hablas? —cuestiona papá.

Le enseño a Pierre, que enseguida agita una mano en forma de saludo, acompañado de una sonrisa. Papá levanta las cejas y la emoción crece en él, pero apuesto que intenta ocultarla a pesar de sus gestos hiperactivos.

—Te presento a Pierre. —Sale de mi boca como un misil. Es un momento que no imaginé en absoluto para este verano, y agradezco que se haya desenvuelto tan espontáneamente.

OSCURO GÉNESISWhere stories live. Discover now