Operación canalizadora

309 45 6
                                    

Debería preocuparme por la cantidad de tiempo que empleo en preguntarme sobre el futuro. Lo que sucederá mañana, lo que podría suceder y lo que no. Es la pura ansiedad hipnotizándome. Desde que llegué a Shungit ha estado ahí con mayor insistencia, y a veces se me hace complicado sobrellevarla por mi cuenta. Lo intento, y fracaso tantas veces como es posible.

Puedo verme impecable por fuera, pero por dentro soy un remolino de ansiedad. Una ansiedad que escondo, que es parte de mí porque no tiene sentido odiarla sin poder quitármela.

Abro la ventanilla del auto para respirar el aire fresco del bosque, y para que Oliver saque la cabeza por ahí. Huele a musgo, hojas y humedad. El vehículo ya fue arreglado luego del ataque de Colin, está como nuevo.

Pierre va a mi lado, conduciendo; Jasper en la parte trasera, junto a Melanie, quien va cantando a todo pulmón una canción de Taylor Swift con un refresco en la mano. Por el contrario a ellos, yo estoy nerviosa a causa de las recargas que hoy me toca llevar a cabo, y no dejo de repiquetear mis dedos en mi muslo.

El motor del auto se apaga cuando estacionamos a pocos metros de la biblioteca, mi perro mueve la cola con emoción, y Pierre se vuelve hacia mí para preguntar:

—¿Preparada, nena?

—Eso creo... —titubeo.

—Todo irá genial, relájate.

Me mantiene la mirada unos segundos hasta que acaba sonriéndome, entonces Melanie se asoma por entremedio de ambos asientos con el ceño fruncido, apagando la escena que tan mágica se estaba tornando.

—¿Desde cuándo le dices «nena»? —chilla.

—Desde...

—¿Qué te importa? —se me adelanta Pierre, indignado.

—Sí me importa. ¿No pudiste ser un poco más original? —Le da un sorbo a su bebida—. Nena. ¿Es en serio?

—Es la primera vez que trata así a una chica —se mete Jasper—, no lo presiones. Al menos le puso un apodo.

Pierre se muerde el labio inferior, se desabrocha el cinturón y sale del auto sin explicaciones; yo solo me rio. La pregunta lo tomó de sorpresa, ahora está nervioso y quiere ocultarlo, se le nota de sobra.

—Pero admite que ese apodo pudo mejorar —prosigue Melanie hacia su amigo, él afirma con duda—. ¿A ti te gusta, chica guardiana?

Afirmo con una sonrisa.

—Está bien, entonces. Igualmente mi apodo es mejor, ¿o no? «Chica guardiana». —Me guiña un ojo.

Salgo del auto riéndome mientras los chicos siguen parloteando.

Apenas piso tierra firme, Oliver se emociona al ver la biblioteca y casi me arrastra hasta la entrada. Pierre abre la puerta para mí, por lo que entro confiada. Y, cuando lo hago, la multitud que nos esperaba dentro se silencia de golpe. Como si el sujeto más importante hubiese aparecido en el lugar, nos miran sin hablar.

Aunque, no descarto que Pierre sea el más importante por estos lares, me percaté de eso desde el primer instante en que lo vi; y no solo lo analizan de esa forma por ser el guardián. Es irresistible para más de una persona dentro de estas cuatro paredes. Sería egoísta pensar que yo soy la única babeando por su existencia.

Trago saliva con esfuerzo, sin moverme de mi lugar. Quiero avanzar pero la cantidad de ojos fijos en mi me dan cierta inseguridad. Desconozco si Pierre lo ha notado o simplemente se arrimó a mí de casualidad. Sin embargo, me sonríe y me toma de la mano para guiarme hasta la Sala de Recargas.

OSCURO GÉNESISWhere stories live. Discover now