Conectar y contemplar pasó de moda

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—Debes tocar el botón para que se tome la foto.

—Eso hago... Pero no funciona.

—Sí funciona, abue. El botón blanco del centro bajo de la pantalla.

Estoy sentada en el jardín hace cinco minutos, sobre el césped, intentando no moverme porque la abuela Mar quiere tomarme una foto y no lo logra. Mira extrañada el celular mientras prueba presionando la pantalla con diferentes grados de fuerza. Oliver mueve la cola y posa al mismo tiempo.

«¡Que preciosa te ves! No te muevas, quiero una foto», me dijo cuando salió a regar sus flores; no iba a negárselo en absoluto. Miré a la cámara enseguida, sin embargo, pidió que siguiese con mi tarea (leer el libro que traje de la biblioteca), así la foto quedaría natural y sin estructura.

Una foto, así como que no me doy cuenta.

—Ya salió —suelta con emoción, y no evito esbozar una sonrisa por ella.

—¿Pueda verla?

—Claro, toma.

Me presta su celular y espera que comente algo al respecto. Salí muy bien y, aunque saliera mal, no iba a obligarla a repetir el proceso que tanto trabajo le llevó. Ahora sé que tiene una foto mía mucho más actual en su galería en caso de que quiera presumirla con sus conocidos como suele hacer cada vez que sale a pasear o a hablar con extraños.

Se sienta con esfuerzo a mi lado antes de que pueda devolverle el celular y señala el collar colgado de mi cuello.

—¿Cómo vas con eso? ¿Necesitas ayuda al respecto?

—Uff, necesito mucha ayuda —contesto entre risas—, aunque intento no entrar en crisis.

—No hay razón para entrar en crisis, Brid. El punto es mantenerte en lado correcto, el resto se dará a su tiempo.

—¿Cuál lado correcto? —suelto con impaciencia. Dos bandos, dos tipos de energía, ¿cuál es el punto?

—Hay dos tipos de dragones en este lugar; lo sabes. —Afirmo para que prosiga—. No me digas que el bando oscuro no intentó arrastrarte con ellos.

Incontables veces.

Pienso en la insistencia de Colin, en el interés y desprecio combinados en los rostros de Clementine, Tanner, Thea y Lennox. No se rinden, y no imagino que lo vayan a hacer. Están esperando el momento para atacar una vez más. Sería inútil y poco inteligente creer que, a pesar de la dimensión de palabras que les solté en la cara, vayan a dejarme a un lado.

No van a hacerlo. Sigo siendo el objetivo. «Eres como su presa, o algo así. Te quieren en su bando», dijo Jasper. Y le creo.

—Sí, lo han intentado.

—Mantén los ojos abiertos como vienes haciendo, querida. Son un grupo manipulador, puedes acabar dentro sin siquiera darte cuenta. Y, cuando lo hagas, será muy tarde.

—¿Qué pasará entonces?

—Imagínate una conexión entre guardianes dirigida por un dragón plateado y uno negro. El Ónix estaría en terrible peligro al igual que sus futuras generaciones. El pueblo caería muy bajo.

Afirmo. Oliver me analiza, curioso, recostado panza arriba.

No voy a decirle lo que pienso, pero dudo que siguiera en donde estoy si no fuera por Pierre, Jasper y Melanie. Los conocí a tiempo, dejé de subestimarlos a tiempo.

El primer día que pisé la biblioteca, nada más pasar unos pocos minutos, caí en la tela de araña de Colin, quien me dio una razón para volver la segunda vez. Me enceguecí en lo superior que se creé y lo mucho que quería contradecirlo mientras iba pisando el camino al acantilado. Estuve por tragar el veneno pensando que era un trago de tequila nuevo para pasar el rato. Pude haber hecho el plan añicos.

OSCURO GÉNESISWhere stories live. Discover now