Ideal mecanismo

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Planeé una visita inesperada.

Luego de contarle a Pierre mis deducciones y posibles enfrentamientos a los dragones negros, llegamos a una conclusión que se convierte en la más conveniente analizando con detalle nuestro nuevo «plan», si es que así puedo llamar ya a las ideas sueltas que hemos debatido.

Siendo un dragón o no, se vuelve complicada una guerra de dos contra cinco, pero cuatro contra cinco (incluyendo a dragones experimentados con dones desarrollados) me sabe a una victoria más cercana. Por lo que decidimos unir a Jasper y a Melanie a nosotros. Bueno, aún no han aceptado, pero esa es la razón de mi invitación esta mañana a casa para desayunar.

—Fue un plan de último momento, mamá —le digo al escucharla rezongar sobre el poco tiempo que queda para que lleguen mis amigos y lo mal organizadas que vamos—. No te avisé con anticipación porque Pierre me llamó hace una hora con la idea de venir.

—¿Por qué tanto apuro? Pudieron venir en la tarde.

—Tenemos unas cosas que organizar —miento, aunque no lo considero falso del todo, tiene su validez.

Tomo algunos platos con fruta que mamá me ayudó a preparar y los llevo al jardín, donde la abue tiene el juego de mesa y sillas para exterior, cerca de su plantación de flores. Oliver me sigue para todos lados, debe presentir que nos preparamos para la llegada de invitados porque no deja de mover la cola y saltar como una cabra energizada.

—¡No queda más jugo de naranja, Brid! —grita mamá desde la cocina. Me apresuro a volver, y la encuentro con la cabeza dentro del refrigerador, buscando entre todas las botellas y bebidas raras que consume la abue.

—No pasa nada, tomaremos otra cosa.

—¿Qué cosa? —Cierra el refrigerador—. No hay otra cosa.

—Hay jugo de arándanos, de sandía, de manzana. Claro que hay otras cosas para tomar, la abue es fanática de los jugos frutales.

—¿Y si quieren de naranja?

—Tendrán que conformarse con lo que tenemos. Además no van a tener problema con eso, no te estreses.

—No me estreso. Pero ¿has visto la casa en donde viven? De seguro jamás les falta jugo de naranja —exclama algo ofendida—. ¿Sabés qué? Iré a comprar.

—No hace falta, luego iremos.

Me ignora y se apresura a tomar su bolso, celular y llaves del auto para marcharse.

—¡Mamá, que no hace falta! —grito cuando está llegando a la puerta, pero me ignora y atina a salir. Entonces se encuentra de frente con mis amigos, quienes le impiden la pasada por el solo hecho de medir un metro ochenta cada uno.

—Oh, mira quienes han llegado —suelta, viéndolos de arriba abajo.

—Estaba por llamar a la puerta —dice Jasper, acompañado de una risa.

—Es que mamá ve el futuro y sabía que iban a llegar —bromeo.

Pierre me mira de inmediato al otro lado de la sala, y me sonríe cariñosamente, mientras Melanie se hace paso entre ambos chicos y agita su mano en forma de saludo muy frenéticamente. Jasper se encarga de responder a las palabras y presentaciones de mi mamá, quien lo mira como un lienzo pintado con garabatos. Será normal creer que el chico lleva arte en la piel.

—¡Hola! —los saludo y me acerco rápidamente.

Melanie se abalanza en un abrazo a la vez que Jasper me desordena el pelo con una palmada en la cabeza, y Pierre espera que me aparte de ellos para dejarme un beso cálido en la mejilla.

OSCURO GÉNESISKde žijí příběhy. Začni objevovat