Caballo de Troya

537 85 36
                                    

Me voy acercando a la biblioteca. El auto negro brillante de Pierre con vidrios polarizados está estacionado al costado del lugar, lo que significa que ya ha llegado. Eso me da cierto nivel de seguridad.

Estoy a punto llegar a la entrada, avanzando por el camino marcado por piedras, cuando Oliver se inmoviliza detrás de mí y entierra las patas en la tierra. Lo miro, está tenso, con las orejas paradas y mostrando los dientes. Tiro de su correa una vez, otra más; pero no se mueve.

Entonces unas frías manos me rodean la cintura, y acabo pegando un salto con el corazón sobresaltado al voltear. Me encuentro con los ojos azules y rubios mechones de Colin, quien está partiéndose de risa por mi reacción.

—¿Eres estúpido? —suelto furiosa al darle un golpe en el pecho para que se aparte de mí.

—Ay, perdón, princesa —contesta, acabando su escena de burla—. No era mi intención asustarte.

—No vuelvas a hacer eso.

—¿Por qué no? Fue divertido.

—Oh, sí, para ti seguro. —Me cruzo de brazos con el corazón acelerado, me enserio—. No me da gracia.

—Está bien, tranquilízate —dice dando unos pasos hacia mí. De la garganta de Oli sale un gruñido furioso al instante que yo doy la misma cantidad de pasos para atrás. Quiero mantenerme lejos por obvias razones.

Lo nota. Me analiza de arriba abajo con un aire de superioridad forzada. Porque puede llevar un outfit completo de Versace que vale más que cualquier cosa en mi habitación y unas gafas oscuras en la cabeza aunque no haya un rayo de sol a la vista, pero igualmente sigue sin tener la superioridad que él cree tener. Se la inventa para alimentar ese ego que amaría desterrar de su podio.

—¿Por qué te alejas? —pregunta, volviéndose a acercar.

—Porque se me da la gana —respondo, y sí, también me vuelvo a alejar.

—Bien. —Entorna los ojos para luego volver a su típica actitud algo juguetona—. Creí que no volverías a aparecerte por aquí. ¿Qué te ha pasado, princesa?

—Estuve muy ocupada estos últimos días en asuntos que no te interesan. —Hablo cortante, quiero dar por terminada la charla lo antes posible y sacármelo de encima, aunque a él no parece gustarle la idea.

—No me digas... ¿Ocupada faltando a nuestra caminata de bienvenida y pasando el rato con Pierre?

Sabía que apenas me viera y pudiese cruzar palabras conmigo me sacaría en cara lo de la salida fallida. Sin embargo, en ninguno de mis momentos con Pierre estuvimos expuestos a la vista de su grupo ni de ninguna otra masa de adolescentes que puedan trasmitirle el mensaje.

¿Cómo lo sabe?

—Deberías disculparte.

Se silencia, clavando sus ojos en los míos y chocando con la capa que pongo entre nosotros. Espera que siga hablando. Donde no obtiene respuesta porque queda en obviedad que no pienso cederle la disculpa, no se la merece desde hace ya tiempo, continúa con aire impaciente.

—¿No vas a decir nada acerca de Pierre?

—¿Qué quieres que te diga, Colin? —contesto, dando antes un suspiro de cansancio. Que chico pesado.

—No lo sé, una explicación de qué haces detrás de él como un perrito que come de su mano. —Se encoge de hombros, y yo me pregunto qué le hace creer que estoy persiguiendo a Pierre—. Según lo que recuerdo, te advertí que era un idiota.

—Tú no eres quien para decidir eso.

—Tú tampoco para decidir lo contrario, lo acabas de conocer.

OSCURO GÉNESISWhere stories live. Discover now