Capítulo 9

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Axel apretó los dientes y lanzó la puerta del cuarto de su hermano con fuerza. Su vista se posicionó en el cuerpo de su gemelo que descansaba con una sonrisa llena de orgullo. El alfa lo insultó mentalmente unas veinte veces antes de que pudiera siquiera pensarlo.

Era día viernes, sus clases terminaban junto con las de su gemelo. Y todo había estado en perfecto estado, clases cómodas, Elián siendo un imbécil y sus padres completamente emocionados porque mañana sería el partido del gemelo mayor. Sin embargo, cuando Axel salió de su última clase notó que Chris pasó junto a él con la vista en el suelo, el cuerpo temblando de miedo y la pierna rota.

Axel le había roto la nariz... no la jodida pierna.

—¡¿Quién mierda te crees?! gruñó con los puños apretados —¿Acaso tienes problemas dentro de tu cabeza hueca o la estupidez es de nacimiento?

Alexander alzó su ceja con el semblante serio.

—¿De qué estás hablando?

Axel se rió cínicamente, cruzando sus brazos sobre su pecho y sus ojos azules dilatados.

—¿Me vas a decir que no tuviste nada que ver con la pierna rota de Chris? — Preguntó con su tono más golpeado.

—¿Le rompió la pierna? — La sorpresa en la voz de su hermano lo dejó un poco aturdido, sin embargo, no le creyó aquella inocencia.

—Ay por favor ¿Tengo cara de imbécil ingenuo o qué? — El alfa echó su cabeza hacia atrás cansado.

—¿De verdad quieres que conteste eso? — Hizo una mueca.

—¡Alexander! — Dió dos pasos adelante exasperados.

—Está bien... está bien — Alzó sus manos rendido —No fui yo... fue Dominick — Explicó con una pequeña sonrisa satisfactoria al ver la confusión en la cara de su hermano menor, Axel era horriblemente ingenuo, viviendo en su mundo de libros no se daba cuenta de su entorno —Y antes de que digas cualquier cosa... no, no lo mandé a golpear — Bufó —Solo lo comenté, ya sabes, en el camarín antes del entrenamiento.

Dominick Amery Dagón era el portero del equipo de los Halcones. Un alfa extremadamente grande y callado. A la mayoría de las personas les llamaba la atención aquella personalidad distante que poseía el alfa más misterioso de la universidad.

Axel lo conocía porque lo había visto algunas veces cuando iba a ver a su hermano jugar, tenía dos ojos color azul profundo muy llamativos, el cabello negro y la piel pálida. Un cuerpo fornido y musculoso digno de ser llamado alfa, una voz ronca junto con aquellos tatuajes lo que hacían verse más caliente de lo que debería ser.

Era... muy alfa.

—¿Y qué carajo tiene que ver Dominick? — Gruñó ahora quitando en sus pensamientos aquel cuerpo grande y fuerte, seguro que estar sobre él debía ser como estar en el cielo... mierda.

Alexander se rió enternecido porque su hermano tenía las mejillas sonrojadas y apretaba mucho más sus dientes.

El gemelo mayor tenía que admitir que la sola imagen de Dominick y su hermano lo hacía sentirse pleno, Alexander no estaba seguro sobre los gustos del menor, no sabía si sus gustos eran alfas, betas o tal vez omegas.

Jamás hablaba de eso y tampoco lo había visto con nadie.

Era muy diferente a su hermano más joven, Ax.

Alexander sabía que Ax no tenía filtro. Ese alfa amaba cualquier cosa que se moviera, y estaba seguro que Ax terminaría con un omega... o tal vez dos omegas y un beta.

Pero con Axel nunca supo, sin embargo, el ojiverde sabía muy en el fondo que su hermano, su pequeño hermanito gemelo, por muy alfa que pudiera llegar a ser, el ojiazul estaba destinado a ser cuidado, porque era bueno, suave y lleno de amabilidad que el solo hecho de pensar en su hermano no siendo cuidado por un alfa le revolvía el estómago.

Viviendo entre alfas (Larry Stylinson)Where stories live. Discover now