· 30: Madrid brilla ·

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MIRIAM





Conforme van pasando los minutos, mi cabreo va en aumento. La miro y escucho como no deja de llorar, las lágrimas van cayendo por sus mejillas con gran velocidad. Pero a mí ahora mismo no me da nada de pena.

—Mira —saco las fuerzas que no tengo y tiro de ella hasta levantarla—, voy a llamar a la policía, y como no digas dónde está, acabarás muy perjudicada. En cambio —hago una breve pausa—, si colaboras, serán menos estrictos con tu condena. Tú dirás.

Mi amigo me da un golpe en el brazo, aturdido. Tiro de su brazo como hace unos segundos he hecho con Belinda, y le llevo a la cocina.

—¡No podemos llamar a la policía!

—Estoy cansada de estar sentada mientras esperamos a que ella aparezca por la puerta como si nada. Eso no va a ser así, Kyle, y como no llamemos a la policía, no la vamos a encontrar. Me da igual si eso te salpica a tí, hay una persona a la que quiero mucho secuestrada. Voy a hacer que la bomba estalle, aunque te salpiquen a tí los restos.

Se va al salón dando por finalizada nuestra conversación. Al llegar allí descubro que está hablando por teléfono, mientras Belinda grita una y otra vez:

—¡En el sótano! —le zarandea con fuerza—, ¡está en el jardín!, hay un pasadizo secreto hacia un sótano.

Observo a la chica que no deja de llorar, todo el cuerpo le tiembla y su voz se quiebra con cada palabra. Está asustada, nos ha costado, pero al fin vamos a llegar a Sevda.

Kyle sale corriendo del apartamento, dejándome a mí custodiando a Belinda, hasta que venga la policía.

Sonrío con gran entusiasmo, haciendo que las mejillas me ardan y los ojos se pongan llorosos por la intensidad de mis labios. Vamos a encontrarla, tras dos días, la sacaremos de ahí.

***

Salgo corriendo cuando los policías la esposan, el corazón me va a mil y las piernas me duelen de la velocidad a la que voy. Pero necesito llegar allí y verla ya. Llamo a mi amigo, pero no contesta al teléfono. Conforme voy dando cada paso, mis nervios aumentan de manera exponencial.

Llego allí unos quince minutos después que Kyle, pero aún nadie ha entrado a por ellos.

—¿Qué hacéis aquí? —pregunto a mi amigo, que está rodeado de policías.

—Están trazando un plan, por lo visto hay personas ayudándole, controlan cámaras y le avisan de todo. No quieren que eso pase, para no poner en riesgo a Sevda.

Las palabras salen de su boca atropelladamente, me arrepiento de haberle hablado así. Sé que la ama, y es su novia la que está ahí dentro.

—Siento lo de antes... —suelto con pena, él me responde negando con la cabeza.

—Llevo meses queriendo estar con ella. Amándola en silencio, queriendo que se enterase, sin siquiera hacerle ver lo que sentía —estalla y gotas saladas salen de sus ojos—, pero lo conseguimos. Nos abrimos y dijimos todo lo que sentíamos, conseguimos estar juntos. Pero como no, por mi culpa, todo acabó. Es mi culpa que ella esté ahí, Miriam, es todo por mí, ellos me querían hacer daño a mí. Sabían que solo sufriría si le hacían daño a ella. Y lo hicieron, fueron a por Sevda —sorbe por la nariz mientras se seca las lágrimas con rabia—. Si yo no estuviera con ella, no le habría pasado esto.

Algo dentro de mí se rompe. Su sufrimiento, su forma de hablar, su llanto hace que todo esto me duela como si me estuviesen dando una paliza. Siempre he sido una chica que ama las películas y los libros románticos. Por eso he querido desde un principio que estuvieran juntos. Son una pareja digna de ser nombrada, recordada y envidiada. Se miran como nunca he visto a nadie. Cuando están juntos, sus ojos brillan y alumbran más que el propio sol. Han creado una forma especial de alumbrar la noche, simplemente tienen que juntarse, y su eclipse hace que todo Madrid reciba una luz única y perfecta.

Merecen estar juntos, por todo ese tiempo que no han podido, por el amor que se tienen, por su valentía y constancia.

—¿La habéis encontrado? —Una voz a mis espaldas hace que pegue un bote. Al girarme veo al dueño del restaurante con una media sonrisa.

—Está ahí —señalo el césped del chalé.

—¿A qué esperan para entrar? —le miro, yo también me pregunto eso.

—Es peligroso —interviene Kyle—, tienen que hacerlo con cuidado.

El señor se queda con nosotros a seguir esperando. Nosotros dos no volvemos a mencionar lo de antes, lo damos por olvidado. O eso creía.

***

De repente todos los policías empiezan a correr hacia la casa, escucho de fondo que ya han cogido a los ayudantes y ahora van a por nuestra amiga. Corremos en su misma dirección y les seguimos muy de cerca. Cuando abren una puerta que sale del césped, todo mi cuerpo tiembla, solo espero que ella esté bien.

Salen de nuevo con Arthur agarrado, y miro a mi amigo. Se agarra el pelo con gran nerviosismo mientras sus manos no dejan de templar. Sus ojos verdosos se convierten en una gama azul cuando las lágrimas amenazan con salir. Le doy un leve empujón para que corra hacia ella. Puede que haya visto demasiadas películas, pero es lo que debe hacer.

Sus pies empiezan a avanzar torpemente y se paran de golpe al ver una melena rubia salir del sótano. Cuando sus miradas se cruzan ambos recuperan toda la energía de golpe y se funden en un cálido beso. Y de nuevo Madrid vuelve a brillar, envuelto en un naranja brillante y luminoso.

Solo 20 días (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora