· 3: Miedos ·

19 5 29
                                    

SEVDA


Bajamos de otra atracción y Belinda insiste en que vaya con ella al baño. Desde que hemos llegado no ha dejado que Kyle y yo nos sentemos juntos, se ha puesto en medio todo el rato. Parece que no quiere dejarnos solos. Pero por fin después de cuatro horas lo estaremos. Porque yo me niego a ir con ella al baño.

—Sé que no invitaste a Miriam —dice Kyle de sopetón, dejándome petrificada en el asiento. Aunque no del todo,  porque estaba claro que se iba a acabar enterando.

—Y aún así has invitado a Belinda —suspiro para contraatacar.

Él va a hablar pero no lo hace. Cierra de nuevo la boca y tira de mi brazo mientras corre. No sé dónde vamos, pero le sigo sin pensármelo dos veces.

Cuando por fin deja de correr estamos en la fila hacia la montaña rusa. Le miro buscando una explicación pero se encoge de hombros porque no parece que la haya.

Subimos a la montaña rusa y sonreímos justo antes de que empiece a coger altura.

Mientras la atracción sigue en marcha le miro suspirando. Qué irónica es la vida. Siento que llevo en una montaña rusa mucho más tiempo del que llevo en este parque. Porque me siento así desde que lo conocí. Kyle hace que todo mi estómago se revuelva y que sienta ganas de sonreír a todas horas. En cambio hay días que tengo ganas de vomitar todos esos sentimientos y bajarme de la atracción.

Y es que nuestra relación se basa en eso, en una montaña rusa.

Él grita con las manos levantadas mientras ríe a carcajadas.

A quién voy a engañar, me encanta la montaña rusa en la que vivimos.

***

Cuando llegamos a los baños de nuevo vemos a una Belinda muy cabreada con los brazos cruzados.

—¿Dónde os habíais metido? —nos grita, una pequeña vena se asoma por su cuello por la rabia que siente y no puedo evitar mirar a Kyle mientras aguanto la risa.

—Una niña se nos ha acercado diciendo que se había perdido. Hemos ido a buscar a su familia —dice seguro de sí mismo. Y ella le cree.

Pero su forma de decirlo me asusta. Se le ha ocurrido la excusa demasiado rápido. Ha mentido sin una sola pizca de nerviosismo. Lo ha soltado como si fuera verdad. Y lo peor, yo le hubiese creído.

***

El resto de la tarde pasa más tranquila, yo intento disfrutar todo lo que puedo, pero ya no sé con qué ojos mirarle tras esa mentira tan bien hecha. No sé qué opinar.

—¡Kyle! —la voz chillona de Belinda me saca de mi ensoñación—. ¡Vayamos a la casa encantada! Si a Sevda no le gusta nos puede esperar fuera.

—Sí que me gusta —sonrío victoriosa porque no se podrá salir con la suya.

—No quiero que luego salgas llorando, a ver si vas a tener pesadillas.

—¿Lo dices por experiencia no? Ya te ha pasado a ti —contesto, mientras escucho la risa de Kyle por lo bajo, pero por mucho que parezca que no me haya dolido, lo ha hecho.

—Sevda, tienes que saber reconocer cuándo sobras en un sitio. ¿No sientes que, en este momento, eres una sujetavelas? Te aseguro que te irá mejor cuando aprendas a hacerlo.

Eso último hace que mi cabreo se incremente y me acerque a ella con enfado.

—Mira bonita, a ver si te queda a tí claro que la que sobras eres tú.

Solo 20 días (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora