· 18: Todo o nada ·

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KYLE


Unos gimoteos hacen que mi corazón se acelere y que abra los ojos con rapidez. Enciendo la lamparita de noche y me sorprendo al descubrir el llanto incontrolable de Sevda. Aún con los ojos cerrados, miles de lágrimas recorren sus mejillas, mientras que dice lo mismo una y otra vez:

—Déjanos, por favor... —su voz cada vez está más agitada, ahora mueve los brazos pegando al aire—, déjanos. Kyle es inocente.

Intento hacer algo para calmarla, pero cuando dice esas últimas palabras mi cuerpo se congela. Sueña conmigo, con alguien que la hace daño, por mi culpa...

—Sevda, mi amor —Le doy besitos en la mejilla mientras acaricio su pelo con dulzura.

Pero lo que recibo de vuelta me deja impresionado. Justo cuando estoy alejándome de nuevo, ella me propina un tortazo con todas sus fuerzas. Acto seguido abre los ojos asustada y me observa mientras se seca las lágrimas.

Cuando se da cuenta de lo que ha pasado me coge de los mofletes con dolor en sus ojos y me atrae hacia ella pidiéndome perdón una y otra vez.

—¿Qué soñabas? —Me atrevo a preguntarle.

Como respuesta ella niega con la cabeza mientras levanta sus hombros. No lo recuerda.

—Alguien iba a por ti, dijiste mi nombre —insisto. Pero ella sigue asegurando que no lo sabe.

Decido ignorarlo y nos volvemos a dormir abrazados. Me encanta despertarme y verla a mi lado. Y no lo oculto, ella lo sabe, por eso estamos una noche más aquí los dos.

Aunque me he propuesto olvidar esa pesadilla de Sevda, no puedo. La estaban persiguiendo o yendo a por ella, y era por culpa mía. Me aterroriza pensar que en algún momento puedan hacer algo malo por mí y lo que hice hace meses. Me da miedo averiguar de lo que esa persona es capaz de hacer, y que ella sea la primera afectada.

***

Me despierto sin energía, solo quedan ocho días para que me vaya, y estamos así, encerrados en casa con miedo a salir porque estamos amenazados. No podemos seguir así.

Me levanto intentando recuperar las ganas con las que no me he despertado y me dirijo a la cocina.

Durante todos estos días con Sevda no hemos tenido lo que merecíamos. Ambos llevamos detrás del otro demasiado tiempo, y cuando por fin conseguimos estar juntos, estamos amenazados. Quiero que ella sea feliz, pero no sé si conmigo lo será. Cada vez que algo se cae, se asusta, cada vez que escucha ruidos en la escalera, sale corriendo. Tiene miedo continuamente, y eso es por mi culpa. Está aterrada por mi culpa.

No me merece...

Me levanto de la silla de un salto y abro los armarios buscando qué hacer de desayuno. Yo sé que no soy todo lo que ella necesita. Pero por el momento voy a intentar serlo.

Cuando suena el pitido del microondas yo ya tengo preparadas las magdalenas y mi napolitana. Saco las dos tazas y tras ponerlas en una bandeja salgo hacia mi habitación. De camino paso por el salón y al ver un folio me apresuro a por él. Ahora sí, entro en la habitación y tras dejar todo en la mesita, lleno de besos los mofletes de Sevda.

Se despierta lentamente y automáticamente me sonríe.

—Buenos días, Bichi —susurro con nuestros labios casi juntos.

Me levanto y le acerco el desayuno a la cama mientras ella aún bosteza por el sueño. Lee el mensaje que la he puesto y me abraza con fuerza mientras me da las gracias una y otra vez.

Solo 20 días (COMPLETO)Where stories live. Discover now