🎸 TREINTA Y CUATRO

86 5 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


First day of my life - The Rasmus

Cassandra.

El taxi se detuvo frente a la puerta de la casa de Bridget.

Para no levantar sospecha, me mantuve escondida en la acera de enfrente. Intenté examinar la zona para ver por dónde podría entrar. Todas las ventanas parecían encontrarse cerradas, por lo que me iba a resultar complicado adentrarme en la casa.

Estaba la opción de tocar el timbre, pero tras la discusión que había tenido con Bridget, probablemente me cerraría la puerta en la cara. Por eso mismo, no me quedaba más remedio que colarme.

Las luces del primer piso se encontraban completamente apagadas, lo que era un punto a favor puesto que la habitación que necesitaba ver se encontraba justo en el primer piso. No sabía si estaba preparada mentalmente para lo que pudiera encontrar allí.

Crucé la calle tras unos minutos en los que no noté ningún tipo de movimiento. El corazón me latía a una velocidad descontrolada porque nunca había invadido la casa de nadie, a excepción de la de Jax, pero era un caso distinto.

Rodeé la casa a través del jardín, en busca de la habitación. Apenas podía ver nada porque aparte de estar a oscuras, las cortinas se encontraban corridas. Y no era una alternativa regresar mañana porque necesitaba saber si lo que sospechaba Jax era cierto. Deseaba desde lo más profundo de mi ser, que aquella habitación perteneciese a Sophia.

Gracias a mi buena memoria, encontré la habitación con rapidez, así que me detuve a su altura para poder pensar en cómo acceder al interior. No podía romper un cristal porque se escucharía por todo el vecindario.

Por más que miré cada una de las ventanas y las puertas, todas tenían seguro. Necesitaba encontrar otra manera de entrar.

De pronto, un auto se preparó para entrar en el garaje de la casa. Maldije para mis adentros mientras me escondía detrás de unos matorrales. Esperé durante unos minutos para poder salir de allí, pero un hombre apareció junto a una niña. Estaba bastante lejos para alcanzar a verles el rostro, pero podía distinguir que la pequeña era rubia. Además, por la altura podía encajar perfectamente en la edad actual de Sophia.

Tenía que actuar rápidamente si quería ver bien a aquella niña antes de que entrasen a la casa. Miré a mi alrededor buscando alguna piedra y en cuanto ubiqué una, la tomé para lanzarla lejos y captar la atención del padre. Éste miró de inmediato hacia donde yo me encontraba escondida, comenzando a caminar en mi dirección.

Salí de entre los matorrales para esconderme detrás de otros más alejados, volviendo a lanzar otra piedra más para que me siguiese; decidí repetir el proceso hasta que se encontrara lo suficiente alejado de su hija como para acercarme hasta ella.

Tras unos minutos en los que el hombre continuaba buscando un ladrón, salí corriendo hacia la puerta del garaje donde se ubicaba la niña. Ella estaba de espaldas hacia mí cuando llegué a su altura, por lo que toqué su hombre para hacer que se girase.

JAX ROCKWELL ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora