¿Quién no conoce a Possessed?
La banda de punk más aclamada de Cleveland. Sus tres integrantes no se han hecho famosos sólo por sus rebeldes letras, sino por los escándalos que desencadenan allá donde van. Son incluso peores que los jodidos Mötley C...
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Sign of the times - Harry Styles
Cassandra.
Estaba cruzando la puerta del edificio en el que vivía cuando escuché a alguien gritar mi nombre. Me giré sujetando bien el lienzo que traía de clase, para encontrarme con Adam.
— Si vienes a buscar a Harper, va a tardar en regresar.
— No me importa esperar, ¿sabes dónde está? No me coge el teléfono.
— Ha tenido que ir a recoger unas carpetas a la oficina donde hace las prácticas — él asintió y yo me di la vuelta para continuar con mi camino, pero no escuché que me siguiera — ¿Subes o te vas a quedar ahí toda la tarde?
— Pensaba que sería una molestia para ti — no tardó ni un segundo en comenzar a subir las escaleras conmigo.
— Lo sueles ser, pero hoy estoy de buen humor para soportarte un rato — me lanzó una mirada asesina —, solo estaba bromeando.
— ¿Te ayudo a subir eso? — preguntó señalando el lienzo.
— No te preocupes, no pesa tanto.
El agradable calor de la calefacción del piso, me provocó un orgasmo cerebral. Estaba deseando deshacerme del sujetador y enfundarme en un chándal para pasar el resto de la tarde tirada en el sofá.
— ¿Quieres un café? — pregunté a Adam.
— Estaría bien — me siguió hasta la cocina — ¿Puedo preguntar a qué se debe tu buen humor un lunes?
— No quiero aburrirte contándote la historia.
— ¿Jax es el protagonista? — le lancé a la cara un paño que había en la encima de la cocina — ¡He acertado!
— No lo has hecho, pesado. Esta mañana hemos tenido una clase en la que han elegido mi pintura como la mejor de todas las que había.
— ¿Salía Jax en la pintura? — le iba a meter la cápsula de café por el culo — Venga, te escucho, sólo era una broma.
— Eres más pesado que un sordo con un tambor — Adam rió y seguí hablando —. La cosa es que han decidido presentar la pintura en una exposición que habrá en Diciembre.
— Eso es fantástico, Cass — me dio un golpecito con su codo en el brazo —. Ojalá podamos ir, pero estaremos de gira probablemente.
— Ya, eso me dijo Jax.
— No has sonado demasiado contenta — y no lo estaba. Justo cuando llegaba alguien que me hacía sentir mariposas en el estómago, se iba por meses — Tal vez podamos escaparnos para pasar algunos días aquí en Navidad.
— Eso estaría bien — dije sirviendo el café en dos tazas.
— Para nosotros nunca es fácil coger una maleta y alejaros de nuestras familias por tanto tiempo.
