🎸 VEINTIDOS

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Call out my name - The Weeknd

Cassandra.

Nuestros cuerpos se chocaban contra todos los muebles de la casa, deseosos por llegar hasta la habitación. El alcohol en nuestro organismo, tampoco ayudaba a que nuestros sentidos se encontraran en orden.

— No te puedes imaginar las ganas que tengo de comprobar lo apretada que estás — pronunció Jax mientras se adueñaba de mi cuello.

Me reí a la vez que me excitaba. Nunca había sido una persona de tener fantasías sexuales, o al menos, no a menudo, pero desde que había conocido a Jax, no dejaba de hacerlo.

Una vez en su habitación, me puso de espaldas a la pared para bajar la cremallera de mi mono ajustado. Sus dedos rozaron mi piel, provocando que me tuviera que sujetar contra el tabique porque mis piernas temblaron.

Se deshizo del mono a gran rapidez, dejándome en ropa interior. Esto tenía que igualarse, así que me di la vuelta para buscar el botón de sus pantalones mientras que él se ocupaba de lanzar su camiseta lejos de nosotros. A la vez que descendía aquella tela por sus piernas, pasé mi lengua por su piel, haciendo que Jax tuviera que atraparme del pelo para tirar de mí.

Quise ir a más, así que metí la mano por dentro de sus bóxer para masajear la gran erección que se encontraba bajo ellos. Jax cerró los ojos y abrió ligeramente la boca; parecía que le estaba gustando.

— Esto sobra — me despedí de su ropa interior y me relamí los labios al ver a su amigo.

Lo tomé con una mano y pasé mi lengua por su capullo. Los gemidos del rubio eran música para mis oídos. Me sentía poderosa de provocar aquello en él.

— Mi pequeña Cass — pronunció mientras pasaba su dedo por el contorno de mis labios —, me encantaría ver lo profunda que eres.

Nunca había hecho una mamada, pero introduje su polla en mi boca. Acompañé los movimientos de mi lengua con los de mi mano, sin dejar de mirar a sus ojos. Jax se mordió el labio y cerró los ojos con fuerza.

— Detente, quiero correrme dentro de ti.

Seguí un poco más hasta que él mismo tiró de mí para apartarme. Le sonreí antes de que atrapara mis labios en un beso lleno de fuego. Ambos nos íbamos a quemar.

— Túmbate — me ordenó.

Le hice caso y me dejé caer sobre el colchón. Tomó mis piernas para ponerlas erguidas. Pasó sus dedos por encima de la tela de mi braga. Apreté mis puños por placer cuando se deshizo de la braga y quedé expuesta a él. La única ropa que me cubría aún, era el sujetador, que no tardó en encontrarse tirado en el suelo con el resto de nuestra ropa.

Su lengua trazó círculos entre mis piernas. Tenía un maldito don. Tuve que sujetarme de las sábanas porque tenía la sensación de que duraría menos que la otra vez. Sus manos pasaron por los laterales de mis muslos.

JAX ROCKWELL ©Kde žijí příběhy. Začni objevovat