🎸 VEINTINUEVE

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In Joy and Sorrow - Him

Cassandra.

Mis primos pequeños correteaban por toda la casa, desesperándonos a todos. Sus gritos podían escucharse a kilómetros de aquí, pero por más que mis tíos insistían en que bajaran el volumen de sus voces, no les hacían ni caso.

Se podía decir que Nochebuena era mi fiesta favorita. Desde que había entrado en la Universidad, apenas me era posible juntarme con todos los miembros de mi familia, así que ahora era la excusa perfecta para reunirnos todos. Tampoco es que fuéramos una familia demasiado grande, pero sí muy unida. Estaba formada por mis padres, Emma y Will; mi tía Helen junto con su marido Harry y sus gemelos de siete años, Nathan y Leo; y también por mi tío Rudy y su hija Grace de nueve años. Tanto Helen como Rudy eran hermanos de mi madre.

— Estas dos fieras van a conseguir que me salgan canas antes de tiempo — pronunció el tío Harry, dejándose caer abatido en el sofá.

— Piénsatelo antes de tener hijos, Cass porque dejarás de tener vida — fue esta vez Rudy quien habló.

— No les hagas caso, cielo. La maternidad es la mejor experiencia que te regala la vida — habló Helen.

¿Por qué me estaban hablando de tener hijos? Me consideraba demasiado joven para ni siquiera pensar en ello.

— ¿Os he enseñado ya el novio que se ha echado mi hija? — habló mi madre orgullosa, apareciendo por la puerta del comedor.

¿Esto iba en serio? Mi relación con Jax no estaba ni formalizada como para que fuera fardando de que tenía novio.

— Mamá, se te ha debido olvidar tomarte las pastillas — bromeé intentando que mis tíos se olvidaran del tema, pero no pareció surtir efecto.

— ¿Por qué no nos enseñas una foto de él? ¿Cómo se llama? ¿Es de tu universidad? — Helen empezó a sofocarme a preguntas.

— No es mi novio, a mamá le gusta exagerar.

El timbre de la puerta sonó antes de que todos nos acopláramos alrededor de la mesa para cenar. Todos nos miramos extrañados porque no esperábamos a nadie más. Fue mi madre quien abrió la puerta.

— ¡Cass! ¡Mira quién ha venido! — el pulso se me aceleró de forma descontrolada al escuchar a mi madre. Mi interior deseaba que una cabellera rubia apareciera en mi campo de visión, pero tuve que hacer una mueca de disgusto al no encontrarla — El nieto de la señora Rose ha venido a saludarte.

— ¡Hola Cassandra! He estado tachando todos los días de mi calendario, deseando que llegara el día de verte — el mocoso de ocho años que era nieto de la vecina de al lado, llevaba enamorado de mí desde que le ayudé a levantarse del suelo cuando se cayó de la bici a los cinco años.

JAX ROCKWELL ©Where stories live. Discover now