🎸 VEINTE

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Knockin' on Heaven's door - Bob Dylan

Cassandra.

Aquella misma madrugada, falleció la abuela de Adam.

Las siguientes horas fueron un completo caos. Harper y yo regresamos a Cleveland únicamente para trabajar y tomar algunas prendas de ropa. Pasamos la noche siguiente a su muerte, en un hotel de Detroit para mantenernos cerca de los chicos y poder asistir al funeral.

— Me está consumiendo ver así a Adam — se notaba la preocupación en el tono de Harper —, es como si fuera una persona completamente diferente.

— Es normal, uno nunca sabe cómo afrontar una muerte — a mí aún me dolía la perdida de cada uno de mis abuelos, a pesar de que habían pasado varios años ya.

— Todo está siendo tan raro... — hizo una pausa — ¿Crees que hice bien en no presentarme a sus padres?

— Adam es quién debería hacerlo, pero en otro momento. Ahora todos están rotos, Harper.

Me puse unos pantalones negros ajustados junto con una blusa del mismo color para asistir al funeral. Estaba tanto mental como físicamente agotada, pero a pesar de ello, saqué todas las fuerzas que pude para llamar a un taxi y dirigirnos a la Iglesia.

Una vez allí, vimos a muchas personas conversando entre ellas. Recorrimos el jardín hasta encontrar a Adam teniendo una conversación con una mujer de no más de treinta años. Era guapísima, incluso podía decir que parecía modelo.

— Es su ex — susurró Harper a mi lado mientras apretaba mi brazo — joder, esto es una mierda. ¿Por qué está ella aquí?

— Porque querrá darle el pésame — tiré de ella para continuar caminando —. Evita pensar tanto hoy, por favor.

Pude localizar a Nick, pero Jax no se encontraba a su lado. ¿Dónde se había metido?

— ¿Cómo estás? — pregunté mientras le daba un pequeño abrazo.

— No muy bien, los tres queríamos mucho a Lucy.

— Me hubiera encantado conocerla — él me regaló una sonrisa.

La gente comenzó a entrar porque la misa estaba apunto de comenzar. Dejamos que Nick se marchara para acompañar a la familia de Adam, mientras que nosotras nos mantuvimos al margen, sentándonos en uno de las últimas filas.

No pude evitar analizar a cada uno de los presentes cuando entramos dentro de la Iglesia. Tal vez me equivocara, pero tenía la percepción de que había demasiadas mujeres jóvenes allí; tenían que tener bastantes amigas.

El cura pronunció las primeras palabras y todos nos pusimos en pie. Vi que alguien pasaba por el pasillo central para sentarse en uno de los huecos de la segunda fila. Era Jax. Mi garganta se secó al ser consciente del mal estado en el que se encontraba. Su rostro estaba demasiado pálido, haciendo que las ojeras fueran aun más notorias. A pesar de la gran distancia que había, podía notar cómo sus pupilas estaban dilatadas.

JAX ROCKWELL ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora