¿Quién no conoce a Possessed?
La banda de punk más aclamada de Cleveland. Sus tres integrantes no se han hecho famosos sólo por sus rebeldes letras, sino por los escándalos que desencadenan allá donde van. Son incluso peores que los jodidos Mötley C...
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Blonde - Waterparks
Cassandra.
Me encontraba frente a un lienzo en blanco en mi clase de Producción Artística de pintura. Todos mis compañeros, plasmaban sus ideas en aquella tela a gran rapidez. Sin embargo, mi mente no conseguía esa inspiración que necesitaba para que mis manos se dejasen llevar. O más bien, no quería plasmar todos los pensamientos que se cruzaban por mi cabeza.
— Señorita Vanderwaal, ¿se va a quedar toda la clase mirando a las musarañas? — la profesora me llamó la atención, provocando que mis nervios fueran en aumento.
— Lo lamento. Hoy no estoy demasiado inspirada — mi voz sonó más bien entrecortada.
— Da igual lo que traces, lo importante es cómo lo hagas, pero quiero algo listo para cuando finalice la clase.
Lancé un suspiro por no ponerme a llorar allí mismo.
Eché color rosa en mi paleta para comenzar e hice lo que la profesora me dijo; dejarme llevar.
Para cuando la hora llegó, una guitarra eléctrica se encontraba pintada ante mis ojos. Y no era una guitarra cualquiera, sino aquella que Jax solía llevar en sus conciertos; su favorita.
— No está mal, pero aún quedan muchas cosas que mejorar. En la próxima clase veremos cómo hacerlo — la profesora me regaló una sonrisa que me dejó más tranquila.
Como era la última clase del día, salí del campus con el lienzo en la mano y con una gran prisa por llegar a casa. Moría de hambre y de sólo pensar en hacerme unas berenjenas rellenas en el horno, se me hacía la boca agua.
Me encontré con Harper a la salida, por lo que caminamos juntas hasta que el sonido de una bocina hizo que detuviéramos el paso. Giramos nuestras cabezas para ver un Jeep negro con garabatos allí aparcado.
Una cresta rubia apareció tras la ventanilla. Sentí el peso de cincuenta nudos formándose en mi estómago.
Ambas nos acercamos hasta donde Jax se encontraba. Miré por un instante a Harper para darme cuenta de su sonrisa hacia mí. Había notado mi nerviosismo.
— ¿A qué se debe esta desagradable coincidencia? — Jax negó riendo ante mi pregunta —. ¿Cómo has sabido dónde estudiaba?
— Un mago nunca revela sus trucos — me guiñó un ojo provocando el calor en mis mejillas —. Sube, te invito a comer.
— ¿Y si me niego?
— Tendré que hacerlo a mi manera entonces — Jax abrió la puerta del auto para bajarse y nada más poner un pie en el asfalto, escuché a la gente cuchichear a nuestro alrededor.
— Será mejor que suba yo — no quería que se formara un espectáculo en la facultad y que apareciéramos en la portada de alguna revista del corazón. Era lo único que me faltaba —. ¿Puedes dejar esto en casa, Harper?
