¿Quién no conoce a Possessed?
La banda de punk más aclamada de Cleveland. Sus tres integrantes no se han hecho famosos sólo por sus rebeldes letras, sino por los escándalos que desencadenan allá donde van. Son incluso peores que los jodidos Mötley C...
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Another Life - Motionless In White
Cassandra.
La música de Harper sonaba por todo el piso, camuflando la intensa lluvia que golpeba contra los cristales.
Admito que amo el otoño. Llegar a casa después de un día agotador para poder esconderme entre mantas con una gran taza de chocolate caliente, es uno de mis pasatiempos favoritos. Y añadir alguna serie de drama adolescente, por supuesto.
También lo odiaba. En una noche como hoy, en la que estás deseando emborracharte, no es agradable el frío que hacía afuera.
Antes de entrar a la Universidad, apenas iba a fiestas, no me llamaban demasiado la atención, pero ahora se había hecho costumbre que, junto a mi compañera de piso, saliéramos cada viernes a mostrar nuestros pasos prohibidos.
Aunque claro, este viernes no era un viernes cualquiera, al menos para Harper. Llevaba un par de semanas intercambiando mensajes por Instagram con un chico. Y no es que fuera un chico cualquiera, sino que era nada más y nada menos que el batería de Possessed, Adam Hutton.
Esa banda era una maldita locura. Sus letras eran impresionantes, las melodías eran brutales y ellos estaban tremendamente buenos. Por eso, no me fiaba de la cita de Harper de esta noche.
Habían quedado en encontrarse en un club de Cleveland. Él aclaró que iría acompañado de unos colegas, así que ahí entraba yo en acción. Mi amiga se pasó toda la semana intentando convencerme de que le acompañara y aunque pensaba hacerlo desde un principio, me gustaba hacerme de rogar. Además, me negaba a dejar que fuera sola porque ese tipo no destacaba por sus obras de caridad precisamente.
— ¿Crees que este vestido le gustará? — suspiré frustrada porque era el outfit número 500 que se probaba — ¡Ay Cass no me pongas esa cara!
— Llevas preguntándome lo mismo desde hace una hora — me levanté del sofá para poner mis manos sobre sus hombros -. Harper, estás espectacular con cada cosa que te pongas, si ese tío no consigue ver lo asombrosa que eres, confirmará que es un completo gilipollas.
Mi respuesta no pareció convencerle demasiado puesto que se dio la vuelta y a los segundos, pude escuchar el chirrido de su armario.
«A este paso, no le iba a dar tiempo llegar ni para el postre.»
Tomé el móvil para pedir un taxi.
— ¡El taxi vendrá en 10 minutos! ¡Apúrate si no quieres que alguna groupie te robe a tu estrella!
Las palabras mágicas parecieron funcionar porque vino corriendo con los tacones en la mano hasta el salón. Finalmente decidió utilizar el primer vestido rojo que se había probado.
