Stefania Spampitano

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Seattle - Washington. 12:57 pm.

VANNIA

Sábado. Inauguración.
Esta era mi rutina del día sábado y yo me estaba aburriendo en el discurso que daba el coordinador por el aniversario del hospital. Todo esto se hacia más que todo por mamá que era la más feliz celebrando este día, ya era la benefactora del hospital, mientras que yo había venido solo por un día a la ciudad, no me apetecía quedarme y socializar con la familia, no me gustaba estar en ese ambiente nada bueno, porque siempre pasaba algo o se terminaba en algún problemas.

Así qué era mejor evitar eso, aunque debo decir que todo mundo conoce a los Meyer por ser una de la familias millonarias y prestigiosa en toda Alemania, además de que papá era un empresario importante y respetado, siempre aparecíamos en las revistas en las mejores portadas, siempre tenían un tema de que hablar sobre nosotros, siempre estaban pendientes de lo que yo o mi hermanos subiéramos a las redes, por eso es que solo lo manteníamos en privado, aunque en realidad nadie sabe quien es mi familia, porque detrás de toda esa fachada de familia, perfecta, trabajadora y elegantes, se escondía un oscuro secreto que solo los miembros de la familia conocemos y que guardábamos bajo siete llaves.

—Creó que no fue bueno venir a esto— digo quejándome, Massimo solo sonrió— Mira ese tipo solo habla, habla y nada que cierra la maldita boca.

—Era peor que mamá se pare hablar, porque ella no hay quien la detenga, porque se emociona mucho.

Solté una risita.

—Prefiero escuchar a mamá antes que a ese tipo...

—Quieren cerrar la maldita boca— dijo entre dientes— No ven que el señor Halmilton esta dando un discurso y ustedes no ponen atención.

—Si mamá.

Ni uno dijo una palabra más porque mamá nos obligó a callarnos con una sola mirada que nos dio, pasaron las horas y el evento logró terminar a una hora después de la hora programada. Gracias a dios que ya nos vamos todos porque un minuto más ahí adentro y me tiraba del balcón. Los de seguridad salieron antes para cuidar el perímetro, después de que estuviera seguro salimos hacia la entrada y nos tocó esperar a que los autos llegarán, me parecía raro que todo estuviera tan tranquilo y relajado, eso no era lo habitual, mis hermanos estaban al lado del auto esperando a que mamá terminará de hablar con una señora que se acerco a saludarle.

Mientras que yo estaba al lado de mi tío quien no paraba de fumar, suspire irritada por esta situación, esperaba que mamá terminará de hablar rápido con esa mujer porque me quería ir de aquí, en la noche salía mi vuelo hacia Italia y no aguantaba estar un minuto más aquí.

—Vania.

Ignore a mi hermano.

—¡Vania, Vania, Vania!— dios si era un fastidio en el trasero este idiota gire a ver al pendejo.

—¿Qué quieres joder?

—Solo mira esa preciosura de mujer— ignoré su comentario rodando los ojos— Esta como me lo recetó el doctor...

Gire a ver donde señalo, fruncí el ceño al ver a una mujer muy hermosa cerrar la puerta de su auto, la castaña notó mi mirada que volteo a verme, nuestras miradas conectaron por un segundo, luego la chica apartó la mirada, tomo sus cosas y comenzó a caminar hacia dentro del hospital.

ONE-SHOT DE FAMOSAS - II (Historias Cortas)Where stories live. Discover now