Capítulo 70

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Si quieren capitulo el domingo este capitulo debe tener 600 votos y 1000 comentarios (coherentes) ya me las conozco, jajaja ya solo dos capitulos mas y el epilogo ahhhhh, emocionadas?. 

Las risas retumban mientras las mujeres se enfrentan a la cruda de la noche anterior

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Las risas retumban mientras las mujeres se enfrentan a la cruda de la noche anterior. Samuel, víctima de ese complot, detalla con lujo de detalles lo que ahora las "mejores amigas" parecen haber olvidado.

—Pero lo mejor fue ver como bañaste al pelinegro en vino y como le vomitaste después, eso sí que me lo llevaré a mi tumba —suelta Eloise entre risas, limpiándose las lágrimas que salen de sus ojos. 

—Ni se lo recuerdes que me mata —le responde Alena tomándose de un galón medio litro de jugo de naranja. 

—¡Chingada madre! —suelta la piraña en español llamando la atención de todos en la mesa, ven que tiro sobre la mesa su vaso de leche y es Samuel quien se encarga de limpiar. 

—Valeria —suelta Alena mirando mal a su amiga. 

—Sorry, esa niña parece peor que una esponja todo se le pega —se defiende la pelinegra. 

—Tía Alena ¿Si me llevaras al acuario? —pregunta la niña mientras su madre termina de darle de desayunar. 

—Por favor —sueltan todos en unísono partiéndose en risas. 

—¿Podemos ir mañana piraña? Me duele la cabeza —le dice y la niña la mira mal, es entendible ha estado encerrada más de tres meses. 

—Bien, una promesa es una promesa —suelta Alena levantándose para cambiarse. —Nos vamos en 30 minutos, va para las tres.

—¿A mí no me llevan? —pregunta Samuel y niegan las tres a la vez. 

—Es un día de chicas Samu, prometo traerte un obsequio —le dice Sofía dándole un beso en la mejilla. 

—Me siento discriminado, bien abandónenme. —suelta fingiendo molestia saliendo del lugar. 

—Ya se le pasará —dice Eloise. 

—Gracias —le susurra Valeria a las dos mujeres, ellas saben que Val lo que menos quiere en este momento es tener que lidiar con lo que siente por Samuel, y sobre todo no puede verlo después de lo que paso anoche. 

Alena sonríe subiendo con Alexander el cual sigue durmiendo. 

—Mi amor, despierta —le habla Alena acercándose al amor de su vida —Tengo que irme. 

—¿A dónde? —pregunta Alexander jalándola pegando a su mujer a el para que no se vaya. 

—Le prometí a la piraña que la llevaría al acuario.

—Que la lleve su madre, tu quedate conmigo, aun hay cosas interesantes que debo enseñarte —suelta de forma provocativa, haciendo que la piel de Alena se erice por completo. 

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