Cuatro vidas, cuatro destinos, cuatro calvarios... unidos por la adversidad. Arrastran sus propios infiernos, cicatrices del pasado, heridas inconfesables. Son el caos, la tormenta, el fuego abrasador que devora. "Nadie elige de quien enamorarse", r...
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—¡Por favor, señor, no me haga nada! ¡Juro que es todo lo que sé!
—No es suficiente. Si no me das un maldito nombre en tres segundos, juro que te meteré una bala entre las cejas —amenaza Jack, y el hombre se mea de miedo.
«¡Qué asco!»
—No lo sé, señor, de verdad —suplica llorando. Voltea a verme como si yo fuera a ayudarlo, pero la verdad es que no me interesa, él mismo se lo buscó.
Hoy en la mañana logramos rastrear una pista sobre lo que pasó con Dick. Esa pista nos guió hasta esta rata.
—1... 2...
—Señor, por favor, tenga piedad. Tengo familia. Si abro la boca, la matarán. Por favor —suplica, soltando la primera cosa importante después de haber sido torturado durante dos horas.
—¿Y qué te hace pensar que yo no puedo hacer lo mismo? —le pregunta Jack, lanzando un golpe al costado del tipo, lo que hace que se doble y le salga sangre de la boca—. Dime el maldito nombre y podrás irte con suficiente dinero para huir con tu familia.
El tipo se lo piensa. Sé que Jack no puede disparar. Es la primera pista viable que tenemos en más de seis años. No se irá sin información, así tenga que cortarlo en pedazos.
—No sabe nada, mátenlo y vamos por su familia por hacernos perder el tiempo —le digo a Jack, jugando con la mente de la rata. Jack entiende y pone su 9 mm en el entrecejo del tipo.
—¡No! Espere, sí sé. Barry Spinelli es un traficante de personas. Es todo lo que sé. Sé que él y un tipo llamado Devil se reunieron hace 6 años en Hunts Points.
«El tipo de hace 6 años con el que se reunió esa mañana.»
Con todo lo que le pasó a Alexandra y Dick ese día, había olvidado que esa mañana Dick se vio con un tipo negro, robusto. Se veía como si se conocieran de hace mucho.
«¿En qué diablos te metiste, Dick?»
—Descríbelo —le ordeno.
—Nadie sabe cómo es. Hay rumores de que es afroamericano, pero nada más.
«¡Es él!»
—Toma —le digo, aventándole una mochila con un millón de dólares—. Te alcanzará para huir con tu familia, y por tu bien, espero que no hables nada de lo que dijiste aquí, porque de lo contrario, te juro que cazaré a cada miembro de tu familia. ¿Entendiste?
—Sí, señor, gracias de verdad.
Le desato las manos, la rata toma la mochila, y los guardias de Jack lo sacan.
—No te di permiso para que lo dejaras ir —me dice Jack con enojo.
—Ya no tenía más información que darnos. Sé que lo que dijo es verdad. Recordé que hace años Devil se reunió con un tipo negro en Hunts, tardaron horas reunidos, y justo después de eso, Devil tuvo el atentado. ¿No te parece demasiada coincidencia?
