Capítulo 2

65K 4.1K 391
                                    

New York, septiembre de 2016

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

New York, septiembre de 2016.

Despierto nuevamente por culpa de las pesadillas constantes que no me dejan dormir. Siento de nuevo como si miles de cucarachas caminaran sobre mi cuerpo. No me puedo mover, es como si estuviera fuera de mi cuerpo. Pesa. Siento que me falta el aire. Quiero moverme, pero no puedo. El sudor recorre mi rostro. No puedo hablar. Grito en mi mente, pero mis labios no responden.

«¡Por favor, que acabe!»

Después de varios minutos de tortura, logro tener control sobre mi cuerpo. Me levanto y lo primero que hago es meterme a bañar con agua fría. Es lo único que logra apagar la maldita sensación de tener miles de cucarachas encima.

Después de una hora bajo la regadera, me visto. Me pongo un pantalón holgado de algodón y un crop top blanco, pero lo cubro con una sudadera grande que me llega a mitad de los muslos. Dejo que el cabello se me seque al aire libre. No uso maquillaje, solo pongo un poco de perfume. No sé cómo luzco, hace años que no me veo en un espejo.

Tomo la mochila con las cosas de la escuela, mis audífonos, y salgo para desayunar. Como es costumbre en la familia, desayunamos todos juntos. A mí me da igual, solo lo hago para darle gusto a mamá.

—Buenos días, cariño. ¿Cómo amaneciste? —pregunta mi madre desde la cocina, sonriendo de oreja a oreja. Aunque sus labios sonríen, sus ojos no lo hacen. Algo en ella se apagó desde el día que se enteró de la verdad.

—Bien —le contesto, sentándome en la mesa. Papá deja el periódico en la mesa.

—¿Estás nerviosa por tu primer día? —pregunta papá. Tuvieron que transferirme nuevamente de escuela, ya que la anterior se enteró de lo que me pasó y no podía seguir yendo ahí.

—Lo normal —le respondo. Quiero hablar más, pero algo en mi interior me lo impide. Llevo más de un año en terapia y no sirve de nada. Cada día me convenzo más de que nunca lo podré olvidar.

—Bueno, vas a ver que te irá muy bien. Estuve leyendo y tienen varios grupos. Hay de arte, música, teatro. Deberías tratar de unirte a uno. Te gustaba cantar. Tal vez tú sí puedas formar tu banda —sugiere mamá, sentándose en la mesa.

—Lo pensaré —le digo, tratando de sonreír.

—¿Sabes si tu hermano se fue temprano? —pregunta papá.

Hoy en día no solo tengo que lidiar con mis problemas, sino además con lo que le está pasando a Alexander. Casi todos los días llega con un golpe nuevo. No va a clases y apenas desayuna con nosotros. Siento que es mi culpa, que mi familia se haya desmoronado y que mi hermano se haya convertido en lo que es hoy en día.

—No —respondo, tratando de comer lo más rápido posible para irme.

—¡Hey! —grita mi padre, levantándose de la mesa, haciéndonos voltear a ver a mi hermano, el cual camina a prisa sin dirigirnos una sola mirada.

PROHIBIDOWhere stories live. Discover now