Capítulo 13

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Estoy frente a mi cama, indecisa sobre qué ponerme hoy

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Estoy frente a mi cama, indecisa sobre qué ponerme hoy. Cuando pasó la situación con Thom y sus deudas, tuve que vender todas mis cosas, incluida mi ropa, así que solo me quedé con algunas prendas. No contaba con que pasaría más de 3 meses sin encontrar trabajo, y cuando finalmente lo hice, sería como profesora en una universidad de prestigio.

Así que solo tengo 20 prendas básicas, con las cuales perfectamente puedo armar más de 50 conjuntos diferentes. Me alcanzarán para 2 meses antes de tener que comprar más ropa. Aunque me enoja mucho estar pasando por esto a los 29 años, no puedo quejarme. Al menos tengo salud, ¿no?

Me decido por un pantalón gris de vestir a la cintura y una blusa de manga larga y cuello alto para tapar los chupetones que siguen visibles en mi piel, marcas que me recuerdan la salvaje noche con el hombre del bar.

Aún no le he llamado porque no sé si pueda ser solo ¿amiga con derechos? Yo nací en otra época, deben entender que no soy tan liberal. Soy de las que tiene el corazón en la vagina, por lo que no sé si sea buena idea meterme con el prospecto de Dios que me moja las bragas apenas pienso en él.

Me tuve que cambiar varias veces de ropa interior todo el fin de semana debido a mis pensamientos cochinos, que no hacían más que revivir la exquisita noche con Alexander.

Continuando con mi elección, opto por unos tacones negros de punta y un abrigo del mismo tono. Isa tuvo la amabilidad de prestarme una de sus bolsas Louis Vuitton. Siguiendo el consejo de Valeria, he optado por un atuendo bastante conservador. Según ella, de esta manera no avivaré el libido de los jóvenes y no los incitaré a tentaciones.

«Como si no me conociera. Jamás me involucraría con un alumno»

—¡Alena, llegaremos tarde! —grita Valeria, apurándome.

Termino de aplicarme la máscara de pestañas, me echo un poco de perfume y salgo disparada antes de que Valeria me mate. Una de las cosas que más odia es llegar tarde.

—Te dije que usaras algo más reservado —me advierte.

—Es reservado —le respondo mirándome el cuerpo.

—Alena, se te marca el gran culo que cargas, pero bueno, tampoco es como si lo pudieras esconder. Vámonos.

«Y le salió lo grinch»

En el camino, Valeria me advirtió de 3 cosas importantes:

No ser amiga de ningún alumno. Puedo escucharlos y tratar de ayudarlos, pero siempre marcando la distancia.No permitir que ningún alumno me falte al respeto o haga comentarios inapropiados. Puedo reportarlos y hablar con sus padres (lo cual me parece patético, están en la universidad, no en la secundaria).Me dio un anillo y me dijo que debo decir que estoy casada. Según ella, eso es lo que hacen la mayoría de los profesores.

—Tranquila, ese anillo no te va a ahuyentar a los prospectos. Los profesores saben que usamos estos anillos para que los alumnos controlen un poco sus hormonas. De verdad, si la escuela no fuera tan estricta con estas cosas, los alumnos no nos verían como fruto prohibido.

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