Capítulo 7

54.9K 3.2K 594
                                    

—¿Crees que deberíamos despertarla?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¿Crees que deberíamos despertarla?

—No, dejémosla descansar. Que se levante cuando ella quiera.

—Aún no me puedo creer que esto haya pasado.

—Ese hijo de puta, ¿se atrevió a engañarla?

—De ser así, juro que le corto las bolas.

Las escucho hablar, pero mis ojos se niegan a reaccionar. Me duele el cuerpo y no sé muy bien cómo hice para regresar a casa. Lo último que recuerdo es haberles llamado, pero les... «Espera, ¿qué hacen aquí?»

Me levanto lo más rápido que puedo, tratando de confirmar que mi cerebro no me jugó una mala pasada. Entonces las veo sentadas en mi cocina desayunando.

—¿Cuándo llegaron? —les pregunto sorprendida, mi garganta me arde y está seca.

—Anoche tomamos el primer vuelo que pudimos. Isa ocupó todas sus millas —responde Rebeca, levantándose para abrazarme. Un abrazo que me reconforta y que me hace llorar de nuevo.

«¡Ya basta, tienes que dejar de llorar!»

—Te preparé unos ricos chilaquiles bien picositos para la cruda —dice Val con voz entrecortada, tratando de disimular como siempre cómo se siente.

—Ven a comer algo —pide Isa, levantándose para servirme una taza de café.

Ninguna habla del tema, simplemente se ponen a platicar, y se los agradezco.

—¿Cómo han estado? ¿Qué hay de nuevo? —les pregunto para que dejen de andar como si estuvieran sobre cáscaras de huevo.

—Pues yo ando bien adolorida. Solo alcancé a tirarme al morenito de ojos verdes una vez, pero bastó para que me partiera la cuca en dos. Creo que me enamoré, chicas, es el indicado —suelta Valeria, haciéndonos reír.

Valeria es mexicana. Se mudó con su familia cuando tenía 10 años. Es la más alta de las cuatro, se dejó crecer el cabello negro que ahora le llega a la cintura. Sus ojos grises y su piel apiñonada resaltan con lo que trae puesto, un vestido verde limón que le llega arriba del muslo. Ella es la soltera, más no sola, del grupo.

La conocí cuando cumplimos 11 años. La invité a mi fiesta de cumpleaños por obligación de mi madre, pero fue lo mejor que pude haber hecho. Ese día ella desconectó el juego inflable donde estábamos saltando, dejando a Rebeca e Isa atrapadas. Su risa por su maldad nos hizo reír, y desde entonces somos amigas.

—Qué mala amiga eres, ni siquiera le tomaste foto. ¿Cuánto le medía? —le pregunta Rebeca, su clon.

Rebeca es mitad puertorriqueña y americana, aunque le ganan los genes latinos cuando se trata de hombres. Ella es morena y es la más bajita de todas. Es de cabello afro y sus ojos negros y grandes la hacen ver imponente a pesar de su estatura. A ella le debo el gusto por el reguetón y la bachata.

PROHIBIDOWhere stories live. Discover now