Cuatro vidas, cuatro destinos, cuatro calvarios... unidos por la adversidad. Arrastran sus propios infiernos, cicatrices del pasado, heridas inconfesables. Son el caos, la tormenta, el fuego abrasador que devora. "Nadie elige de quien enamorarse", r...
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8 de Enero del 2024
Thomas: Lo siento, las cosas por aqui se complicaron, te veré en unos días, de verdad lo siento Len
Yo: Es la última oportunidad que te doy, no puedes estar disponiendo de mí a tu antojo.
Superó frustrada, Thomas no vino como acordó y ha estado posponiéndome todos estos días, no tengo idea de que desea decirme pero, sí sé, que debo ponerle fin a esa etapa de mi vida.
Salgo del departamento Alexander, él cual tuvo que viajar hace unos dias con ese tal Jack, no sé a donde, la verdad es que no me moleste en preguntarle, confió en su palabra, me dijo que no volverá a pelear y le creo, él será todo menos un mentiroso.
—¿Nerviosa? —pregunta Maxi mirándome desde el retrovisor.
—Algo, es mi primer día como profesora de tiempo completo —le respondo sintiendo un nudo en la garganta, solo falta un semestre para que Alex se gradúe, después de eso dejaré de estar tan ansiosa todo el tiempo.
—Le irá bien señorita, ya lo vera —me anima, Alexander lo obligo a quedarse conmigo, siempre se pone ansioso cuando no está cerca de mí.
—Dejame una cuadra antes por favor —le indico, no quiero levantar sospechas, ya de por sí dicen que soy esposa de un mafioso o algo así.
—Lena, no creo que sea lo correcto —insiste.
—No pasará nada, por favor, no deseo levantar sospechas —le digo y asiente.
Al pobre le he causado varias canas verdes.
Llegamos a la universidad y noto como varias personas se encuentran afuera de las puertas con cámaras.
—¿Reporteros? —pregunto y Max asiente.
—Creo que lo mejor será que la lleve hasta el estacionamiento —me dice y por su postura noto que se tenso.
—No, dejame aqui, deben venir hacer un reportaje para la universidad, Max no es apropiado que vean contigo, de todas formas gracias por el aventón, te veo en la tarde —le digo saliendo con mis cosas del auto, escucho que me habla pero lo ignoro caminando hacia la ola de reporteros.
—¡Ahí está! —grita uno y en menos de 5 segundos ya tengo a todos rodeándome con sus cámaras, me cubro la cara por instinto, no tengo idea de qué demonios pasa pero mi corazón empieza a latirme con fuerza.
—¿Es verdad que mantiene una relación íntima con el heredero del imperio Hoffmann?
—¿Su esposo sabe de su aventura?
—¿Se enamoraron o solo es un romance a la liguera?
—¿Qué piensa acerca de que dicen que es una cazafortunas?
—¿Piensa que el hasta ahora ánimo heredero se quedara con usted, una simple profesora de tiempo parcial?
Me llenan de preguntas que me aturden, no puedo ni reaccionar, ya que son demasiadas personas fotografiándome.
