Cuatro vidas, cuatro destinos, cuatro calvarios... unidos por la adversidad. Arrastran sus propios infiernos, cicatrices del pasado, heridas inconfesables. Son el caos, la tormenta, el fuego abrasador que devora. "Nadie elige de quien enamorarse", r...
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Mis ojos lagrimean al abrirlos, una luz blanca me hace arrugarlos por un momento al tratar de acostumbrarme a ella, parpadeo varias veces hasta que el malestar desaparece.
—Alena...—me habla una voz gruesa que hace que la piel se me erice —Bambi —habla acariciando mi rostro llenándome de un sinfín de emociones.
—Llamaré al médico.
—Alena ¿Cómo te sientes?
Cierro los ojos tratando de ubicarme los abro de nuevo encontrándome con esos ojos azules color mar los cuales son mi debilidad.
—¿Quién eres? —le pregunto y su mirada se apaga.
—Dejate de estupideces que de mí no puedes olvidarte —me suelta fúrico haciéndome reír.
—Siempre quise hacer eso —le digo con la voz reseca haciendo que Alexa suspire aliviada. —Tengo sed ¿Me das agua? —le pido y suelta un suspiro, ya sé como me hará pagar esto por lo que apretó los muslos por la expectativa. —¿A qué te asusté? —le pregunto y niega.
—De verdad que quieres volverme loco —me dice y le sonrió.
—Los dejaremos solos un momento —me dice Alexa y asiento, Alex me inclina la cama y me da de beber un poco de agua.
—¿Me extrañaste? —le pregunto al notar las cosas en la habitación, deduzco que pase varios días inconsciente.
—Como no te imaginas —me suelta acercándose a mí, quiere besarme pero me rehusó.
—No me he lavado los dientes quién sabe por cuantos días —le digo y suspira frustrado.
—Eso me importa una mierda, te necesito —me dice apoderándose de mis labios, con una desesperación, me gusta besarlo y darme cuenta lo que siente, ya que nunca se expresa siempre me demuestra lo que provoco en él.
—Quiero reventarte ese coño por tu insolencia —me dice sobre los labios, huele delicioso, su aroma me reconforta, le sonrió ladinamente besándolo de nuevo.
El Dr. entra aclarándose la garganta pero Alex no me deja separarme de él, sigue besándome de forma lenta, un beso húmedo que me estremece todita en sus brazos, todo mi cuerpo se eriza y mi corazón se me quiere salir del pecho por todo lo que este hombre me provoca.
—Debo revisar que todo esté bien con la paciente —insiste el Dr.
Alex se separa de mí soltando un gruñido, lo mira queriendo matar al pobre hombre, el Dr. me revisa a detalle, haciéndome preguntas que respondo sin el mayor problema.
—¿Sabe como se accidento? —pregunta y asiento.
—Hackearon el Jet en el que íbamos —le respondo.
—¿Quién piloteaba el jet? —pregunta el Dr.
—El capitán y su copiloto —respondo haciendo que Alex niegue tocándose el puente de la nariz. —¿Por qué? —le pregunto y niega.
