Capítulo 20

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Despierto un par horas después de que la pelirroja se escabullera de nuevo

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Despierto un par horas después de que la pelirroja se escabullera de nuevo. No voy a mentir, pensé que quedaría tan jodidamente cansada que se quedaría, pero a pesar del dolor y el malestar en su cuerpo, la muy escurridiza se fue.

Sin embargo, ya dije, no le ruego a nadie. Si se quiere largar por mí, que lo haga. No me interesa. Puede irse a la cama del cornudo todos los días si le da la puta gana, con tal de que no se vuelva a acojonar.

Lo que no me explico es ¿cómo él no se da cuenta? Dejo a Alena oliendo a sexo y a mí. ¿Cómo es que el imbécil deja que su mujer... la sien me palpita al pensar esa palabra, ella ya no es su mujer, ahora Alena me pertenece, se ha corrido tantas veces gimiendo mi nombre que ya está marcada como mía, así siga casada con el intento de marido que tiene.

Me levanto de la cama para darme una ducha de agua fría. Apenas pude hacerle una cuarta parte de lo que quería, así que me quedé con ganas de más. Pero su pequeño coño no está acostumbrado aún a mi tamaño y no quiero asustarla.

Por eso me tomo el tiempo, no me interesa ir rápido con ella. Me excita y me gusta como nunca otra mujer me había excitado. Por eso la haré mía como quiera y donde quiera, hasta que me canse.

Me tranquilizó cuando dijo que no quería enamorarse. Por eso prefiero a las mujeres mayores, no dan vueltas y es mejor así. No estoy listo para lidiar con una mujer enamorada.

Espero que el agua helada me baje la erección, pero al ver que ni así lo logro, tomo mi miembro. Subo y bajo con rapidez, trayendo a mi mente los gemidos de la pelirroja, recordando la rojez de su culo, viendo cómo se retorcía de placer.

Es la primera mujer que no me grita que pare cuando la azoto, y eso solo me excita más. Quise darle más duro hasta doblegarla, pero me ganaron más las ganas de provocarle placer que de castigarla. Siento como mi pelvis se contrae cuando me corro, el semen caliente se disuelve con el agua, pero aún siento que no es suficiente. No sé cómo voy a aguantar hasta el lunes.

Salgo de la ducha envolviéndome la cintura en una toalla y tomo mi celular para revisar los mensajes pendientes.

Bronco: "Señor, ya tenemos pistas de Barry Spinelli."

Llamo inmediatamente después de leer el mensaje.

—Habla —le ordeno al contestar.

—Es un emigrante italiano. Llegó a Estados Unidos hace 10 años y estuvo en la mira del FBI cuando lo vincularon con ser el líder de una organización que se dedica a la trata de blancas. Pero le perdimos la pista. No sabemos qué relación tenía con Devil, pero es cierto que se reunían unas dos veces por semana.

»Después de la muerte de Devil, Spinelli se escondió. No ha dado la cara en más de 6 años, pero sigue moviéndose desde las sombras. Se le vincula con el secuestro de 10 mujeres extranjeras, las cuales llegaron en una excursión y desaparecieron sin dejar rastro.

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