Capítulo 53

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—¡Mierda! —suelto de la impresión al ver a Alena llegar en el deportivo rojo, que supongo le regalo mi hermano

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—¡Mierda! —suelto de la impresión al ver a Alena llegar en el deportivo rojo, que supongo le regalo mi hermano. —¿Tú se lo diste? —le pregunto a Alexander quién se encuentra recargado en su auto, me imagino estaba esperando esto.

—Deja de preguntar lo obvio ¿Quién más, sino yo? —me dice quitándose los lentes.

—¿Te recuerdo que hace unas semanas llego en BMW? No te confíes que muchos le darían los lujos que se merece —le suelto haciendo que cuadre la mandíbula, como me gusta provocarlo.

—No me interesa puede tener a los perros que quiera detrás de ella, sé que el dueño de sus orgasmos y de ella soy yo, además hermanita, ningún pordiosero le dará la vida que yo, hay muchos kilómetros de distancia para compararse conmigo —dice el arrogante.

—Pues yo no sé, yo sí que no podría ver a Bárbara siendo asediada por todos los malditos buitres, y más si se vistiera como Alena, creo que soy demasiado tóxica, no me gustaría que anduviera enseñando lo mío. —le digo viendo a la pelirroja bajar del auto como si fuera la puta ama del universo, que lo es, me quedo claro cuando en modo perra nos salvo del accidente que pudo mandarnos a la otra vida a toda mi familia y a la mujer de mi vida, creo que por eso todos en mi familia la veneramos ya nos salvo dos veces de la desvivición.

—Esa es la diferencia, ella puede vestirse como quiera, tiene claro quién es su dueño, y sabe que me tiene para matar a cualquier hijo de puta que le falte al respeto, deberías dejar de ser insegura, los celos no son buenos —me dice palmeándome el hombro.

«Hijo del mentiroso»

—Que quede claro que soy celosa no por insegura, sino por posesiva por que lo mío no se toca —le aclaro viendo entrar a mi dolor de cabeza, me despido del insufrible y caminando hacia ella. —Buenos días.

—Buenos días mi amor —me recibe Bárbara con los brazos abiertos, abrazándome, dándome un beso que me deja sin aire.

—Amanecimos cariñosas —le digo acariciándole el rostro.

—Necesito llenarme de energía y fuerzas para lo que voy a hacer —me dice soltando un gran suspiro.

—¿Qué harás?

—Hoy regresa Mia y decidimos contarle la verdad, no sé como lo vaya a tomar, la verdad tengo un poco de miedo, ella y Tamy son mis mejores amigas y no quiero perderla.

No puedo evitar preocuparme, de hecho tengo miedo, siempre me da miedo ser feliz por que siempre que lo soy pasa algo malo y termino devastada.

—Veras que va a salir bien, y si no aqui me tienes, no te preocupes antes de tiempo —le digo animándola —¿Y a qué hora la verán? Queria llevarte a un lugar saliendo de clases.

—Será en la noche como a las 7 iremos a su casa a hablar.

—¿Y si nos vamos? Digo por una vez que faltemos no pasara nada, te invito a desayunar y ya te llevo a donde quiero llevarte y de ahí te llevo con ella —le propongo besándola para que no se resista, esta mujer es supermatada.

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