Capítulo 43

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VALERIA

Los muslos me duelen y la piel me arde; sé que no debí meterme con mi objetivo, pero estaba tan bueno que no pude evitar tirármelo, era un desperdicio matarlo sin antes aprovechar semejante pedazo de carne.

—Objetivo confirmado, procede a discreción.

Apunto con mi FR F2 al objetivo que me tiré anoche, espero a que salga del auto y disparo, volándole la cabeza antes de que pueda entrar a declarar. La gente a su alrededor empieza a correr despavorida y sus guaruras y agentes del FBI buscan de dónde vino el disparo; guardo el arma y borro cualquier evidencia saliendo del edificio abandonado sin ser vista.

—Objetivo eliminado —digo por el auricular.

—El señor estará contento, repórtate con él, extraña a su colibrí —me dice antes de colgar la llamada.

Abordo mi auto y conduzco hacia mi departamento; me hace falta una buena ducha y tomar una buena copa de vino. Llego después de una hora de tráfico, es lo que odio de esta maldita ciudad, que hay demasiada gente.

Bebé: Necesitamos hablar, comunícate en cuanto puedas.

Leo el mensaje renegando; sabe que no puedo hablar, es muy arriesgado y podemos mandar todo a la mierda si me descubren, pero no es un tipo que acepte un no como respuesta, por lo que me regreso a mi auto.

Conduzco hasta llegar al estacionamiento de la Plaza de Wall Street, donde, cerciorándome de que no me siguen, me bajo, ingreso a la plaza y me acerco al locker donde ingreso la clave y saco el celular.

—Más te vale que sea algo importante —le digo en ruso apenas me responde la llamada.

—Cualquier cosa que tenga que ver con la futura Koroleva es importante, me estoy impacientando, dime que mi querida Fénix resurgió —me contesta él en su idioma.

—Las cosas se complicaron, él la tiene en la mira y vigilada, no podemos simplemente hacer que recuerde de la noche a la mañana o se darán cuenta, sabes muy bien lo peligroso que es y antes de que me lo digas, sí, sé que tú también lo eres, pero no podemos arriesgarnos a que la maten o le borren la memoria permanentemente —le digo molesta, quién sabe cuántas veces se lo he repetido, no será sencillo recuperarla.

—La necesito ya, quiero que resurja, que su trono la está esperando, más te vale que vuelva intacta o lo próximo que verás de tu hija serán sus dedos que te mande como obsequio ¿Está claro?

—Tócala, tócale siquiera un dedo y te juro que la mato, no me interesa que me mates o que le mates a ella, yo firmé su sentencia cuando decidí tenerla, pero así como tú tienes mi debilidad, yo tengo la tuya, atrévete y te juro que me vas a conocer —le suelto furiosa, con un remolino de sensaciones en el estómago. No quiero a esa niña, es fruto del peor horror que he vivido, pero nació de mí, al menos le debo una buena vida.

—Dame resultados y te juro que quedará intacta, la quiero para mí, no me interesa cómo, aun si no me recuerda o si tienes que traerla a rastras, ya esperé demasiado.

—No te engañes, tú mismo sabes que no es fácil, tiene tras de ella al hombre más peligroso de las mafias, hasta tu padre le teme, no la dejará ir sin dar pelea, por eso mismo no vienes a buscarla, porque también le temes al demonio, como te dije, el objetivo es atraparlo y matarlo, solo así la podrás tener de vuelta.

—¡Entonces atrápalo! Haz lo que sea para ganarte su confianza y descubre quién mierda es, da con él y mátalo y te juro que te jubilarás con tu hija, tienes mi palabra, serás la primera en librarse de la mafia rusa.

—Lo haré, me encargaré de él, ese hijo de puta tiene una deuda que debo cobrarme, y te juro por mi hija que lo mataré con mis propias manos —le digo colgando la llamada.

PROHIBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora