Pajarita

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MELISSA HARRIS

—Tranquila, que todo saldrá bien. Estaré siempre a tu lado, pajarita —me anima Jared, tomando mi mano. La enfermera llega junto al médico para colocarme la primera quimioterapia.

—No tengas miedo, mami. Todo está bien —me anima mi hija, la cual me toma de la otra mano.

Comúnmente solo dejan que una persona acompañe al paciente, pero gracias a que mi marido es dueño del hospital, pudo pasar toda mi familia conmigo. Aunque mi pequeño no me da palabras de aliento como su hermana, el hecho de que esté aquí es más que suficiente.

—Siéntate, esto tomará tiempo —le digo, viéndolo de pie recargado en la pared.

Me hace caso y se sienta en uno de los reposet vacíos. Aquí solo hay dos mujeres más tomando su quimio, las cuales se sorprenden al ver la cantidad de médicos que mi marido tiene. No sé para qué, pero no le digo nada. De cierta manera, siento que le ayuda saber que puede darme la mejor atención.

—La primera no duele, solo te marearás un poco —me dice la mujer que tengo en frente. Se ve acabada, sus ojeras y los moretones en sus brazos me asustan, pero le sonrío agradeciéndole sus palabras.

—A mí me dieron náuseas, pero el chicle ayuda con eso —dice la otra mujer, extendiéndome una barra de chicle, la cual toma Jared agradeciéndole.

—Muchas gracias. No les voy a mentir, tengo miedo. No sé lo que me espera y creo que eso es lo que más me asusta. ¿Qué puedo esperar con esto? —le pregunto sincerándome. Jared aprieta mi mano y mi hija trata de contener sus lágrimas.

Las dos se voltean a ver y sonríen.

Asiento, tocando mi cabello inconscientemente, sintiendo cómo se me cristalizan los ojos.

—¿Te van a operar? —pregunta la otra mujer con melancolía.

—Sí —le respondo con un nudo en la garganta, recordando las palabras del doctor.

"Después de la ronda de quimios optaremos por una mastectomía radical modificada en la mama izquierda. Consiste en extirpar toda la mama, esto incluye el tejido mamario, el pezón, la areola y la piel que cubre la mama. También se extirpará la mayoría de los ganglios linfáticos de la axila."

No dicen nada, solo me dedican una triste sonrisa. Trato de ser fuerte, pero me es inevitable pensar en todo lo que se viene. No quiero irme. Aún necesito cuidar de mis hijos, aún quiero vivir muchas cosas al lado de mi marido y ver a mis nietos.

—¿Estás segura? —pregunta Jared con la voz entrecortada.

—Hazlo, amor —le digo, mirando la máquina que tiene en la mano. Me hago la fuerte por ellos, pero esto es muy difícil, demasiado. Ver cómo poco a poco dejo de ser la mujer que era antes.

Jared suspira con una sonrisa fingida. Sé que para él esto lo debe estar consumiendo, al igual o peor que a mí. Contengo las lágrimas cuando lo veo pasar la máquina.

—¿Cómo me veo? —le pregunto a mi hijo cuando su padre termina. Alex me mira y me sonríe genuinamente.

—Hermosa. No hay nada que opaque tu belleza, mamá —dice, acercándose para darme un beso en la cabeza.

—¡¿Qué haces?! —le grito a mi marido, quien se pasa la máquina por toda su melena negra, quedándose igual que yo—. ¡Estás loco!

—Juntos. Prometí hacer todo junto a ti, pajarita, en la salud y en la enfermedad. Además, igual que a ti, no hay nada que opaque mi belleza también, ¿verdad, hijo? —le pregunta a nuestro hijo, quien se pone a reír.

PROHIBIDOWhere stories live. Discover now