Capítulo 31

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Búsqueda de respuestas

Las cosas entre Alex y Sebas vuelven a ser tensas, como lo fueron los días luego del incidente de diciembre. Silencios incómodos de los que ninguna conversación podía salvarse, y no tienen ni idea de cómo recuperar la normalidad de todo.

Se siente como una especie de velorio adelantado. Alex teme perder a su amigo, y Sebas se arrepiente de todo lo que ha hecho para llegar a donde están. La imagen de Sebas corrompido es como el muerto del funeral, solo que el castaño aún es capaz de hablar y respirar.

Así que aún pueden hacer algo para evitarlo. ¿El qué? Ninguno de los dos lo sabe.

Pero ambos tienen claro que hay que empezar por algo, por pequeño que sea.

—Tenemos que hablar.

Sebas asiente al escuchar a Alex encararlo, una tarde después de clase. Ya no van tan seguido a entrenar en los equipos porque la temporada deportiva ha terminado, así que tienen tiempo para pensar en eso, por más difícil que les resulte.

— ¿Puedo saber cómo llegaste al edificio prohibido esa noche? ¿Qué hacías ahí?

Alex se queda pensando, tratando de recordar cada mínimo detalle; el problema es que ni él mismo conoce esa respuesta.

—De todo lo que te puedo explicar que pasó, eso es lo que yo menos entiendo —suspira, frustrado—. Y te lo juro, lo menos que quiero es volver ahí. Esa noche me acosté a dormir y tenía miedo de tener una pesadilla otra vez, entonces logré dormir algo y soñé con esa sala, donde me encontraste... Luego, estaban la mariposona esa, una bruja (que ni yo mismo sé cómo es que sé que era bruja) y otro ser que no sé qué era, solo sé que ninguno era humano.

Alex intenta visualizar el sueño de nuevo, pero ha pasado algo de tiempo y no lo recuerda muy exacto.

—Sé que la mariposona me preguntó algo —continúa, aprieta los ojos intentando hacer memoria, pero es en vano—. Coño, no logro recordar qué fue, solo sé que respondí negro.

Por algún motivo, recuerda que pensó en los ojos oscuros de Fede, y eso lo hace sentir raro. Pero no se detiene en eso, aunque se siente enrojecer.

—Luego de eso solo... Abrí los ojos y ya estaba allí.

Se siente algo culpable por eso. No tenía intenciones de entrar allá, mucho menos de empeorar la situación, y hacer que su amigo se despertara para ir corriendo allá de emergencia a intentar salvarlo solo lo hace sentir mal.

—Eso es raro —replica Sebas, sin saber qué pudo haber sido. Otro misterio qué resolver.

—Y que lo digas.

— ¿Qué más pasó?

El rubio le cuenta un poco de la conversación con la mujer mariposa, pero se apresura a decirle todos los detalles de la potencial información de utilidad de lo que pilló al estar en medio de sus enemigos.

—Mira, solo alcancé a ver tres, no sé si sean más. La bruja baila y el entorno cambia, ella hizo cambiar la habitación y sacar algo así como un vitral, que usa la mariposona para espiar con sus mariposas.

— ¿Baila?

—Sí, hace una rutina de Zumba y las paredes cambian. Bueno, no Zumba —aclara el rubio al saber que seguro lo imaginaría literal; Sebas permanece extrañado—, es más como un ballet. El otro coso lo que hace es convertirse en sombra, y desaparece. Y creo que sé cómo funciona el edificio, creo que los dos cosos esos trabajan para la mariposona.

— ¿Por qué lo dices? —cuestiona Sebas, no se fía demasiado de los detalles que le cuenta porque seguro tuvo miedo y ha pasado un tiempo desde que sucedió, no se imagina que Alex pueda deducir tan bien una situación en esas condiciones, pero lo subestima.

El color de un enigmaWhere stories live. Discover now