C u a r e n t a y t r e s (parte 2)

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—Vete y no vuelvas a buscarme ¿Entiendes?

Sus ojos azules estaban sin brillo, como cuando la conocí. No soy buena con los niños definitivamente pero no puedo dejar que ella vuelva a la Port Mafia, es joven aún puede cambiar, yo... es cierto lo que Mori dijo en algún punto, sigo dudando, y claro que dudo. Me crié entre asesinos a sueldo y torturas para conseguir cumplir con la misión, los "cuidados" para una niña vinieron de Mori y Kouyou, pero aún así seguían siendo dentro de un ambiente violento.

—Dazai-san... él seguro podrá-
—Kyouka, se acabó. —dije con mi mano en su cabeza— gracias, pero mi lugar está aquí. Quise creer que podía cambiar pero mi tiempo pasó y no puedo, tú estás a tiempo, aprovéchalo. Adiós.
—Pero-

La Port Mafia había cambiado pero no se sentía del todo ajena, eso me aterraba. Mori me ordenó quedarme con él hasta que estuviera seguro de algo, no se de que exactamente pero tuve que venir con él y Elise a comprar vestidos horribles para ella.

—¿Recuerdas que odiabas mucho probarte vestidos?
—Si
—Pero siempre te gustó ese vestido azul, ni siquiera querías usarlo para las misiones. Temías que se manchara de sangre.
—Era lindo, pero no creo que quieras hablar del pasado.—dije y el sonrió— Además, prefiero estar en el campo torturando gente que de compras contigo y Elise.
—Oh tranquila Fumiko-Chan, ya llegará el tiempo correcto para eso. Guarda tu sed de sangre un poco.

Salimos de la tienda para irnos. Elise estaba cansada de probarse tantos vestidos y comprendía eso, de niña también me era agotador pero de cierto modo también me gustaba, era como una princesa probándome diferentes cosas, viéndome bien vestida no como cuando vivía con mis padres, ellos me tenían con ropa rota encerrada en la habitación con cajas y polvo, no llevaba zapatos aún tengo las cicatrices de cuando mi padre me quemaba los pies con la plancha así no caminaba y no hacía ruido. Mori me cuido, aún si fue para su conveniencia, aprecio esos momentos aunque jamás lo diré libremente. Ya no soportaba ese dolor, todos los días me dolía el estómago del hambre, tenía frío y sed, me golpeaban por respirar y me insultaban, odiaba mi vida pero era una niña nunca pensé en morir yo pero si en desaparecer la fuente de mi dolor: mis padres.

En mi mente mi padre era el peor, siempre golpeándonos y mi madre aguantando. Es por eso que lo desee tanto, desee tanto que sufriera el dolor que sufrí que mi habilidad despertó e hice que se matara. Cuando pasó mis fuerzas se desvanecieron y caí al piso, Yukiko, mi madre, corrió a abrazar el cuerpo sin vida de mi padre, y puedo recordarlo todo ahora, puedo recordar cada movimiento mío, y la sonrisa que esbozó al ver el charco de sangre del maldito que me torturaba cada que podía por alcohólico.

"¡Eres un monstruo!"

Lo era, me di cuenta en ese momento y me asusté pero no me arrepentí. Él se lo merecía y si ella planeaba hacerme algo la mataría también, pero era pequeña y Yukiko se adelantó. Mori me saco de ese lugar y me dio un trato amable, al menos muchísimo mejor que ele de mis padres.

—Ya sube Fumiko-Chan, iremos por un helado de fresa como en los viejos tie-

Una fuerte explosión me mando hacia atrás, el cuerpo me dolía y tenía una pequeña cortada en la mejilla de las lunas rotas pero me pare y pude ver a Elise salvando a Mori, por suerte ella lo sacó antes de que fuera fatal.

¿Por suerte?

Esto no lo haría la agencia, nadie en Yokohama es tan imbecil como para meterse con la Port Mafia o el jefe. ¿Entonces quién?

—¿Estas bien?
—Si ¿preocupada?
—Decepcionada
—¿Señor se encuentra bien? —un oficial de policía se acerca— ¿Están bien?

De la nada entierra un cuchillo en el estómago de Mori y se aleja corriendo, había mucha gente era imposible tratar de buscarlo, Elise lo haría. Debía llevar a Mori a la Port Mafia.

—Resiste jefe.
—Me alegra que estes de regreso, Fumiko-Chan.

Lo Que Nunca Pensé Tener  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora