T r e i n t a y o c h o

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—Acepto. —dije y Kunikida me miró mal— No acepto.

Él se golpeó la frente, luego se disculpó con el señor que nos mostró la habitación y seguimos caminando. Le había pedido que me ayude a buscar un lugar para mudarme, aunque al principio se negó pues tenía muchas cosas que hacer, al final accedió cuando se dio cuenta que era mi única opción. Rampo-san se pierde, Yosano-san intenta embriagarme cada que puede, Tanizaki tiene disposición pero me da vergüenza caminar al lado de él y Naomi-san mientras hacen cosas extrañas, Kenji-kun, pues Kunikida me prohibió a ir de compras con el o a cualquier cosa de importancia desde la ultima vez que fuimos por las cosas que pidió Yosano-san y compramos todo lo que no era, al parecer mi razón se atrofia ante la alegría de Miyazawa.

—Hayashi ¿Acaso no sabes qué no puedes aceptar lo primero que te ofrecen? —dijo Kunikida molesto— ¿es por eso que aceptaste a Dazai? En fin, el lugar es muy malo para el precio que piden. Sigamos.
—Ok.
—¿Me dirás por qué te quieres mudar?
—Eres un detective Kunikida-san, lo descubrirás.
—Volveré a la agencia-
—Ok te diré. —dije y el acomodó sus lentes— no quiero molestar a Dazai-san, Atsushi llegó antes y Kyouka es muy pequeña para vivir sola, así que me iré.

Lo bueno es que Kunikida lo creyó.
Tampoco es totalmente mentira, pero no me molesta compartir lugar con ellos, Kyouka cocina muy bien y pensar que ahora tendré subsistir con mis escasas habilidades hogareñas, ya siento que moriré de hambre y me haré pobre al comer fuera siempre.

—No te preocupes, encontraremos un buen lugar que cumpla con todo lo necesario.
—Kunikida-san —dije— te ves inesperadamente cool.

Diablos, la tarde pasó y de todos los lugares que vimos, ninguno complació a Kunikida. Debí suponer que alguien con tantos ideales para una mujer también los tendría para un alquiler. Estaba cansada y moría de hambre, por suerte, Kunikida tenía algo anotado que debía hacer así que me dijo que continuaríamos otro día.

—Fumiko
—Chuuya —dije sorprendida— ¿Qué haces por acá?
—Vengo a matar a Dazai
—Ah, ya veo—dije caminando a su lado
—¡Ni siquiera te inmutas!
—Acompáñame a comer algo dulce —dije— te ayudaré a matarlo.
—¿En serio?

Reí por su expresión y él se enojó.
Caminamos a una cafetería y ordenamos. Chuuya se quejó de que no había vino en el menú y yo me pedí un pastel de chocolate.

—¿No crees que es raro? —¿hum?— tú eres de la agencia ahora y yo soy un ejecutivo de la Port Mafia.
—Ah... no hablemos de trabajo. ¿Cuéntame de tu vida?
—Oye, ya dime qué pasa. ¿El idiota de Dazai hizo algo, no?
—No, nada.
—¿Cómo es eso de que viven juntos? ¿Solos? ¿Se intentó propasar contigo?
—Bueno vivimos en el mismo lugar pero Atsushi y Kyouka están al lado. Además, me mudaré.

El sonrió complacido, debería pedirle ayuda con lo de buscar... no, mejor no. Chuuya tiene gustos caros y debo decir que en la agencia no se gana como en la Port Mafia. Hacer el bien te vuelve pobre, genial.

—¿Por qué te mudarás? Es una buena idea pero no pensé que te incomodara vivir con Dazai, yo no lo aguantaría ni un día.
—Porque me gusta —el hizo cara de asco— esperaba una expresión de sorpresa.
—Dazai me dijo que tú y él... Da igual, te respeto a pesar de que tienes pésimos gustos.—reí— Además, algún día pasaría.
—¿De qué hablas? Él no siente eso por mi, solo era culpa por lo de antes, es por eso que me iré.
—¡¿Ah?! ¡¿Qué ese desecho humano no siente nada por ti?! —asentí— ¿Él te dijo esa tontería?

Le conté todo lo qué pasó y Chuuya rabiaba cada minuto, era como si se lo hubieran hecho a él. Era algo divertido y vergonzoso, pero decírselo se sentía muy normal. Nos conocemos desde hace mucho y es con el que aún puedo hablar normalmente, todos los demás... bueno están en la Port Mafia, y Dazai no es una opción.

—Ese idiota... a pesar de que—me miró y suspiró pesadamente— da igual, múdate.
—Eso haré.

Chuuya

A pesar de que Fumiko lucia bastante normal sabía que no era el caso, esos dos son un problema. Si no fuera porque ella me importa no me metería, ese maldito Dazai solo me fastidia y la fastidia, pero debe haber una razón para eso. Al menos espero que la haya porque sino le partiré la cara, aunque le partiré la cara primero y luego preguntaré.

—¡Fumiko-chan! —era Dazai— ah... y Chuuya.
—Bueno, nos vemos Chuuya. Estoy muy cansada.
—Si, si, nos vemos Chuuya—dijo Dazai colocando sus manos en los hombros de Fumiko— ya vete.
—¡No me digas que hacer! —dije pateándolo

En lo que peleábamos, Fumiko se fue. Solía hacer eso cuando se cansaba de nosotros antes, solo se iba.

—¿Por qué la alejas? —dije y el no pareció sorprenderse
—No es tu problema—dijo mirando a otro lado
—Si lo es, si le vuelves a hacer daño—lo agarré de la camisa, su expresión era de resignación— es lo contrario ¿no? Piensas que le haces un bien.
—Ella estará mejor así, además, lo que sentía era solo culpa. Ella es linda, me gusta, pero nada más.
—Idiota —le tiré un puñete en el estómago y otro en la cara— puedes engañarla a ella y querer engañarte a ti, pero sé que es mentira. Si ella no te importara no hubieras regresado ese día para pedirme ese favor ¿verdad?
—Cree lo que quieras, Chuuya-kun. —dijo sonriendo, lo iba a golpear pero me detuve— ¿Umm? Desaprovechando tu oportunidad de golpearme.
—Parece suficiente tortura el tener que renunciar a ella, eso te pasa por egoísta. Deja de causar molestias.

Me giré para irme pero pude escuchar lo que dijo, sería mejor que lo escuchara ella, pero no es mi asunto ni mi decisión decirlo. El idiota hace las cosas por algo, aunque no quiera admitirlo él tiene una razón válida.

Lo Que Nunca Pensé Tener  Where stories live. Discover now