Capitulo 56

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Canadá

/Ottawa/

Liam

Dejo caer con fuerza el vaso de whisky sobre la madera de mi escritorio mientras que en mi otra mano empuño con ira el collar de Adara. Se atrevió a dejar lo que una vez le regalé, me robó dinero también pero eso es lo de menos, no pude detenerla a tiempo cuando apenas estaba saliendo de la mansión y me reclamo lo idiota que fui como para no imaginarlo.

Paseo el collar entre mis manos y lo dejo a un lado para tomar la botella del líquido que ha sido mi compañero durante todos estos días. Saco el anillo que llevo en el saco de mi traje y lo pongo a un lado del collar mirando las dos joyas con enojo.

Cada que recuerdo sus palabras el enojo se dispara provocando que destruya todo a mi paso. Su ausencia es notable; el aroma de su piel todavía yace en las prendas de ropa que usó, la cama no se había sentido tan grande como ahora y la habitación se siente fría.

Se fue.

Se fue por que quiso, porque no dejó que le dijera nada, me confesó su odio y caí en cuenta que todo lo que hizo y dijo era una total mentira, porque eso es Adara Atesh; una mentira tan real que hasta el más inteligente y fuerte temermina cayendo ante ella.

Al final todos tenían razón, terminó acabando conmigo, terminó convirtiéndose en algo esencial para vivir, la necesito tener a mi lado y cada día que pasa la extraño más. La pienso y la sueño siempre, necesito ver sus ojos, provocar su sonrisa, necesito su cuerpo y necesito que diga que todo lo que dijo no era verdad, que se arrepienta de sus palabras. Que diga que sí quiere estar conmigo, que no me odia. Necesito escuchar de su boca que me quiere a mí y que me necesita de la misma manera que yo a ella.

No sé en qué momento Adara se volvió parte de mí, pero siento cómo si me hubiera arrancado el corazón y la mente. Tengo que repetirme que todo era mentira porque si no, salgo a buscarla, para obligarla a que esté conmigo valiéndome mierda el echo de que me odie.

Es como una droga para mí, me tiene en abstinencia y no sé cuánto voy a soportar estar así.

Me jode tanto admitir que la necesito y que me hace mucha falta, pasó de ser una obsesión, a la mujer que quiero.
Porque es la mujer que quiero y necesito. El alcohol ya no me pone lo suficientemente ebrio como para borrarme su recuerdo por un instante de la mente, al contrario, me lleva a recordar todo lo que hicimos, lo que dijimos y todo lo que tenía pensado vivir con ella.

Era la mujer indicada para mí, lo sentencié desde que la miré en aquél video, lástima que ella decidió que yo no era el indicado para ella.

—¿Piensas pasártelo así para toda la vida?

La voz de Emir inunda mi despacho, camina hasta el escritorio y se sienta mirándome con ojos lamentosos.

—No me gusta tu estado.

—Es lo único que alivia— confieso y paso de tomar del vaso a tomar de la botella.

—¿El qué?

—El dolor.

El sabor quema en mi garganta y toso con fuerza cuando me molesta. Los días se me hacen eternos y no duermo por la noche, me concentro en mi trabajo para tenerla alejada de mi mente lo mejor que pueda.

Aunque no resulte mucho

Maldita sea Adara, ¿Por qué dejo que me afectes tanto cuando yo no te importo?

La odio porque me dejó, porque es una cobarde que corrió lejos de mí sin antes darle una explicación. Sé que se sorprendió con la noticia de Anna pero tenía las intenciones de explicarle todo. Pero me abandonó, además, pienso que la confesión de Anna no fue el detonante de sus acciones, si no sus verdaderos sentimientos. La odio porque me hizo pensar que me quería, desde un principio dijo que se rendía ante mí pero siempre estuvo planeando su huida.

Hermoso Caos (#1. Bilogía Atracciones Peligrosas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora