Capitulo 46

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Canadá

/Ottawa/

Adara

Al día siguiente me despierto con un dolor de cabeza insoportable, he dormido toda la noche en la misma posición y muevo el brazo un poco al sentirlo adolorido.

La habitación sigue igual y la puerta está cerrada, no hay señales que indiquen que Liam haya entrado.

Me levanto a tomar una ducha y después de unos minutos una empleada entra con el desayuno sin decir nada. La mañana entera me la paso sola con dolor de cabeza y con náuseas, el desayuno no me gustó dese que lo miré y aún así me lo comí y evidentemente no me hizo bien.

En medio día el sol empieza a entrar demasiado por las ventana así que decido cerrar las cortinas para que la habitación esté un poco oscura. Me siento en el borde de la cama y las inmensas ganas de llorar sin ninguna razón me inundan sintiéndome patética. Recordar todo lo que pasó ayer y todo lo que Liam me gritó me da vueltas en la cabeza y termino derramando un par de lagrimas que se me escapan.

Vuelvo a acostarme mirando el techo y doy un suspiro largo y cansado, ¿quiero esto para mí? No, no lo quiero, ¿Qué quiero? No sé, debería irme por lo que más bien me hace pero ni tan siquiera sé identificar lo que en realidad quiero.
Hacerme la fuerte me ayuda, quiero lo mejor para mi, ¿Pero en qué sentido?

Bien dicen que somos cuerpo, alma y espíritu. Todo eso debe estar en el mismo nivel y me siento fatal en los últimos dos porque no estoy conforme ni cómoda con esto.

Mis oídos se activan cuando escucho como introducen una llave en la chapa de la puerta para después abrirla. Quiero estar sola pero resisto gritarle al demente que se vaya y que me deje en paz.

Sus pisadas son lentas y sigilosas, se para frente a la cama y lo ignoro siguiendo con la vista en el techo.

—Adara— me llama con un tono suave, un tono que indica que no quiere alterarme.

—Vete— ordeno sin verlo.

—No...

—Quiero que te vayas— sentencio y siento su mirada oscura quemándame.

—Tenemos que hablar— trata de tocarme pero me levanto de la cama evadiendo su tacto.

—No será hoy ni en este preciso momento— me voy a la puerta y la abro haciéndole una invitación para que deje la habitación.—Fuera, no te quiero ver.

—Está bien— se acerca.—Sí así lo quieres, no me mires, cierra los ojos o no dirijas tus hermoso ojos a mí, pero tendrás que escucharme.

—¡No quiero nada!— me altero y me atrevo a mirarlo.

No da una buena imagen. Tiene el cabello despeinado, tiene ojeras bajo sus ojos que delatan las faltas de horas de sueño, su traje está arrugado y la corbata mal acomodada, lo tengo de cerca y da un leve aroma a alcohol.

—Sólo escúchame— pide y respiro con agresividad.—Anna...

Al oír ese nombre mi carcajada careciente de diversión se hizo presente en las cuatro paredes. Oír ese nombre era lo último que quería escuchar, mucho menos de su parte.

—Sí vas hablar de esa mujer mejor vete— le señalo la salida.

—¡Déjame hablar, joder!

—¡No!— cierro la puerta fuertemente.
—¡No quiero tenerte cerca Liam, mucho menos quiero que me hables de esa zorra!

—Sólo quiero explicarte...— Su desespero por ser escuchado por mí es notable. Pero no quiero, no quiero escucharlo, verlo, ni sentirlo, no por ahora.

Hermoso Caos (#1. Bilogía Atracciones Peligrosas)Where stories live. Discover now