Él, es el feroz fuego que devora y extingue todo a su paso.
Ella, la poderosa tormenta que arrasa con todo y todos sin ningún remordimiento.
Los dos, son un caos. Un hermoso Caos.
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Francia
/París/
Su mano entrelazada con la mía me llevaba de vuelta por todo el pasillo. Solo había dicho que me llevaría al comedor, dónde estaban sus padres y me sacó del despacho. Cruzamos por la sala, la cual ya tenía muebles nuevos. Estaba completamente diferente. En cuanto entramos al comedor las personas que estaban en él voltearon a vernos.
Estaba Emir Trembley, no era difícil saber que era él, pues era igual que Liam. También estaba la misma mujer que entró la vez pasada a la habitación, y otras dos mujeres, rubias también. A una de ellas la conozco cómo la hermana de Liam; Leila Trembley.
—Buenas noches— saludé mientras Liam colocaba una mano en mi espalda baja y me indicaba mi lugar. Todos saludaron menos la mujer rubia de ojos miel que me miraba de pies a cabeza y que ahora podía reconocer como Anna.
Que ella estuviera aquí me hizo cuestionar muchas cosas, ¿cómo podía yo estar con Liam si esa mujer era su novia y además la tenía bajo el mismo techo? Eso era algo que no me gustaba en lo absoluto y se lo diría a Liam ya que estuviéramos solos.
Me senté en la silla cuando Trembley la jaló para mí. Él se posicionó en la cabeza del comedor, yo estaba a su izquierda. Frente a mí estaba su padre, aún lado de él estaba la que parece ser su madre y del lado de ella estaba su hija y después Anna, quien también me había reconocido y me mataba con la mirada.
—¿Quién es esta mujer?— la madre de Liam fue la primera en preguntar.
Preguntó con un tono de desprecio, lo cual me dejó ver que esta señora me iba a dar dolores de cabeza.
—Ella es Adara— contestó su hijo, pero no dijo nada más, pues las mujeres del servicio entraron con la comida y nos pusieron los platos frente a nosotros.
Trembley no estaba dispuesto a decir algo más, ni a dar explicaciones. Su madre pareció comprender ya que no preguntó nada durante la cena, pero ninguno de ellos me dejaba de ver como si fuera un ser de otro planeta.
Definitivamente este no era mi ambiente, prefería estar mil veces en la organización con todos mis compañeros, entrenando y divirtiéndonos todos los fines de semana. Era claro que aquí todo iba ser completamente diferente, había entrado a otra etapa de mi vida, una que sin duda jamás pensé tener, pero que de igual manera tenía que enfrentarme a ella desde el momento en que Liam puso sus ojos y su atención sobre mí. Estas personas aquí son extraños para mí, no sé más que sus nombres y saber que debo convivir con ellas me exaspera. No soy una persona muy social, además, parece que no soy bienvenida en esta casa por la manera en que me miran.
—Exijo saber quién es esta mujer— su madre vuelve abrir la boca.
—No estás en posición de exigir nada— Trembley levantó la mirada hacia ella y la observó con indiferencia.
