Capítulo 5 - Alcohol, verdades y un Jax bastante caliente

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Pasé por Hailey esta mañana, al fin y al cabo íbamos a al mismo lugar. Con mi mochila en los hombros y un libro en mano, nos encaminamos a la cafetería de la universidad. Philip, el barista, era amigo de nosotras desde hace mucho tiempo, fuimos juntos a la escuela elemental. Sus múltiples tatuajes sobresalían de su uniforme y su cabello rubio se encontraba revuelto. Aunque luciera como el típico chico malo, Philip era la persona más dulce que había pisado este mundo. Siempre sabía cómo hacernos sonreír con sus chistes ñoños y el café con extra crema batida. Claro, deslactosada para mí.

Nos acercamos a la barra y antes de pudiéramos ordenar, él se nos adelantó:

—Un capuchino regular con un ligero toque de canela, y un café con leche deslactosada.

Ambas asentimos conformes.

— ¿En verdad somos tan obvias? — preguntó Hailey con el ceño fruncido.

Philip sonrío.

—Han pedido lo mismo por dos años, y llevo dos años trabajando aquí. ¡Ah! Lo olvidaba, ¿quieren el pastel de manzana o de chocolate?

—Chocolate —dije mientras Hal decía—: Manzana.

—Hmm, supongo que serán los dos.

Durante clases todo permaneció neutral, Mase seguía ignorándome y Billie se negaba a dar respuestas. Laura tenía razón, yo merecía más que eso. Tomé las notas que necesitaba y en cuanto terminaron las clases, camine hasta la biblioteca. Encontré un estacionamiento cercano a la entrada y le puse la alarma a mi coche. Mis zapatillas resonaban en el pavimento húmedo, el atardecer haciéndose presente. Unos chicos estaban fumando afuera, hablando sobre la mascarada. Intenté ignorarlos. Una vez dentro, la calidez del lugar me hizo sentir mejor. Salude a la bibliotecaria, la cual ya me conocía por todas las veces que venía, y me senté en una mesa desocupada. Me sentía cansada. Comencé por literatura, que mejor que un buen libro para despertarme. Terminé dos ensayos, un cuestionario de historia, dos esquemas y un pequeño párrafo para mi clase de psicología. Afuera estaba completamente oscuro, ya casi nadie se encontraba dentro, más que una chica con su novio. Los miré con envidia, pero estaban tan sumidos en ellos mismos que me pasaron por alto.

Guardé mis cosas en mi mochila azul y me puse de pie.

Afuera del edificio se encontraban anuncios sobre el baile de invierno. El tema de este año sería una mascarada. Aunque Hailey juro asesinarme si no iba, no me sentía lista para ello. A parte, las máscaras venecianas me asustaban como el infierno. En serio, ¿a quién se le ocurrió eso? Era ridículo y aterrador. Me quedé mirando el anuncio de papel en la pared, con una mano en mi cintura. El baile era este viernes, a las ocho de la noche en el salón de eventos Venecia. Ese lugar era hermoso, un país de fantasía. Las cascadas artificiales, los quioscos y los arbustos decorados con luces abundaban. El local perfecto para un baile de ensueño.

Suspiré.

Giré mi vista y posé mis ojos en la sombra que se recargaba en mi coche. Mi respiración se cortó y mis manos se hicieron puño. La poca iluminación no me dejaba ver nada detalladamente, pero podía ver claramente una figura en la puerta del conductor. Comprobé los alrededores, no había nadie. Con un nudo en mi garganta, caminé hacia mi coche. Conforme me acercaba pude notar varios rasgos, como más curvas de lo normal. Se trataba de una mujer.

A tres pasos de ella, me detuve. Lo primero que hizo fue mirarme de arriba abajo, con una expresión neutral. Su cabello era castaño, al igual que sus ojos. Sus rasgos tan finos me recordaron a los de un hada, no parecían de este mundo. Era hermosa e intimidante. Su cabello caía suelto por su espalda y vestía un vestido negro que le llegaba a los tobillos.

A Little DeathTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon