Capítulo 8 - Gracias

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Los ojos de todos en la habitación estaban posados en mí. Los suspiros de Jax removían la parte trasera de mi cabello y al mismo tiempo me causaban escalofríos. Wyatt tomó asiento a un lado de James, quien tronaba sus dedos y cuello para demostrar que era un chico rudo. Los ojos de la morena me fulminaban, probablemente polvorizando en su mente. Me sentía intimidada por todos ellos, sin excluir a uno. Soplé para quitar un cabello de mi cara, ya que mis brazos seguían atrapados por los de Jax. Mis ojos viajaban indiscretamente hacia las escaleras, las cuales me parecían bastante lejanas en este momento. Dentro de todo este desastre, lo que más preocupaba era una cosa:

Olvidé darle de comer a George.

-Comenzaremos por lo básico -habló James. Después de lo que pareció una eternidad, Jax se alejó de mí y se sentó en una silla a un lado de los demás-. ¿Tu mamá no te enseñó a no espiar a la gente?

- ¿Tu mamá no te enseño a no hacer cosas ilegales?

Todos permanecieron en silencio. Excepto Wyatt, él soltó una carcajada.

- ¿Quién dice que he hecho cosas fuera de la ley? -contraatacó el castaño.

-Tu preocupación por mí escuchando tu conversación.

Ahora fue el turno de Jax para reír. Me señaló con un dedo y luego miró a su amigo, el cual parecía estar lanzando fuego por la nariz. Me aplaudí mentalmente. Necesitaba seguir luciendo despreocupada y fresca. Este tipo de situaciones siempre habían sido difíciles de controlar para mí, donde la atención de varias personas estaba encaminada hacia mí, solo hacia mí.

-James, no hay ninguna posibilidad de que le ganes en una pelea verbal a esta chica -se burló Jax.

-Cállate -ladró James, dirigiéndose a Jax-. Soy lo suficiente hombre como para soportar a una chiquilla mimada.

-Por favor, James -dije, como si se tratara de una obviedad-. Nunca serás ni la mitad de hombre de lo que fue tu madre.

¡Toma esa!

Esto era más divertido de lo que creí. Al parecer aún tengo mi toque, el cual creí haber perdido al entrar a la universidad. En la escuela era conocida por mis respuestas fugaces y sarcásticas, sacándoles una carcajada a varios. En este caso, todos en la habitación rieron; claro, a excepción de James. Poco a poco me fui relajando, dejando a los insultos fluir. Un pequeño gatito gris aparecía en mi mente cada segundo. Cada vez que Jax posaba sus ojos en mí, me quemaba por dentro. No entendía como un chico como el, tan apuesto y potente, podía ser un criminal de la clase más baja. Su cabello negro caía despreocupadamente por su frente y sus brazos se encontraban flexionados, sobresaliendo unas venas. Su camiseta negra se elevó un poco y pude ver parte de su abdomen, como también un rastro de vello oscuro bajando por sus vaqueros. Nuestros ojos chocaron por un milisegundo, quité rápidamente mi vista.

Tragué saliva y coloqué mis brazos detrás de mí, intentando ocultar los temblores que sus ojos perforadores causaban en mí.

De todos los chicos que se encontraban en la habitación, definitivamente Jax era el más intimidante; con su sonrisa socarrona y sus cejas enarcadas.

James parecía furioso con mis respuestas furiosas, dándome varias explicaciones de porque mi lugar era guardar silencio. Y así lo hice. Continuó hablando, tratando de sacar información de mí, yo fingí no saber nada. Al final, pareció rendirse y se dio media vuelta, caminando hasta Wyatt y Jax, quienes escuchaban con atención lo que el castaño les decía. Mis piernas dolían por estar tanto tiempo parada, miraba con envidia a la chica que estaba sobre el regazo de Jax, la cual me miraba lanzándome dagas.

La conversación entre los chicos se volvió más intensa, hasta que pude escuchar como Wyatt le decía a Jax que me sacara de aquí. James se opuso ante ese comentario, pero al final Jax se paro, sacando a Melody de sus piernas, y caminó hacia mí.

A Little DeathWhere stories live. Discover now