Capítulo 38 - Lo siento mucho (parte 1)

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—No me refería a que estuvieras de mal ver —balbuceó—. Porque no lo estas.

Dios, la situación paso de mal a extremadamente vergonzosa.

—Wyatt —enarqué mi ceja hacia él—. Cállate.

Ellie.

Lo golpeé en el brazo e intenté no soltar una risita. No importaba que tan seria fuera la situación, Wyatt siempre encontraba una manera de hacerme sonreír.

— ¿Nos vamos? —pregunté, fingiendo estar irritada.

Me tendió su brazo, insinuando que lo tomara, y eso hice.

—Ellie, lo siento mucho.

—Oh vamos, no te pongas cursi —dijo y después de un largo silencio prosiguió—: Bueno, puede que tal vez te considere una de mis mejores —se aclaró la garganta—... amigas.

— ¿Una?

Puso los ojos en blanco y recargó su cabeza en el asiento, aun sin mirarme.

—Mi única mejor amiga. Pero no se lo cuentes a nadie, tengo una reputación que mantener con las chicas. Si se enteran que me estoy ablandando, habrá menos acción en la cama. Ellas aman la apariencia de chico malo.

—Todo va a estar bien, todo se va a arreglar. Te lo prometo, Ellie.

"Ellie"

Una voz familiar me despertó. Abrí mis ojos lentamente y mi pulso comenzó a acelerarse.

Estaba en un hospital.

Tenía el cuello torcido y luché contra la somnolencia para sentarme en la cama. Respirando agitadamente y con manos temblorosas, lo logré. Reprimí la sensación de pánico que me estaba asediando.

Un sollozó me exaltó y giré mi cabeza bruscamente hacia el sonido. Mi cuello protestó un poco ante mi brusquedad, pero todo el dolor se desvaneció al momento en el que vi a Hailey Stark. Estaba sentada en el borde de mi cama y sus ojos brillaron con alegría al verme despertar. Sus mejillas se encontraban húmedas y su cabello era un lio; se veía demacrada y el tan solo verla de esa manera, incrementó mi ansiedad.

Abrí mi boca para decir algo, pero nada salió de ella. Mi garganta estaba completamente seca. Velozmente, Hailey tomó un vaso de agua que no había visto antes y lo colocó cerca de mi boca, ayudándome a beber. Una vez que terminé, volvió a dejar el vaso en su lugar y agachó su cabeza.

—Lo siento mucho, Ellie. Todo ha sido mi culpa —dijo, a la vez que se limpiaba las lágrimas de la cara con el dorso de su mano.

Fruncí el ceño y estiré mi brazo para poder tomar su mano. Una vez con las manos entrelazadas, mi mirada se perdió en la pared y los acontecimientos pasados me golpearon.

Billie, Jax, Wyatt... ¿Qué había sido de ellos?

Hailey, al ver la agitación en mi rostro, apretó su agarré para darme soporte. Había algo inquietante en sus ojos, un secreto. Y eso no ayudaba mi situación. Necesitaba respuestas, aunque siendo honesta, no me sentía lista para escuchar la verdad. Lo primero que se me vino a la mente es que Jax estaba muerto. El dolor que sentí al pensar en esa probabilidad era indescriptible, así que prefería no pensar en eso. Lo segundo, es que Wyatt estaba muerto. Segundos antes de desmayarme, lo escuché susurrar mi nombre pero eso era todo. Por más que intentaba recordar algo más, no podía. Mi memoria estaba nublada y mis recuerdos se encontraban revueltos. Me costaba trabajo discernir entre la realidad y la ficción.

Pero si sabía una cosa con seguridad era que Wyatt era fuerte. Demasiado fuerte. Podía apostar que en estos momentos se encontraba coqueteando con alguna enfermera. Una pequeña sonrisa se formó en mi rostro al pensar en mi amigo, pero se desvaneció casi instantáneamente cuando noté la oscuridad en los ojos de Hailey. De repente, la habitación se sintió unos cuantos grados más fría.

A Little DeathWhere stories live. Discover now