Capítulo 39 - Ángel

40.7K 3.5K 446
                                    


Jax estaba aquí, frente a mí.

Su cabello negro estaba húmedo, al igual que su camiseta gris. Lucia como si acabara de darse una ducha. Lo miré lentamente, analizando cada detalle, y él hizo lo mismo conmigo. Una vez que mis ojos chocaron con los suyos, sentí un escalofrió. Después de meses de conocerlo, el gris de sus ojos aun me causaba escalofríos.

Él pareció darse cuenta, ya que rápidamente dirigió su mirada al suelo.

Di un paso hacia él y me pregunté si todo esto era un sueño o una obra de mi mente. Se suponía que Jax estaba en prisión junto con James. Cuando yo estaba en el hospital y después de que les conté todo, mis padres decidieron investigar sobre el paradero de Jax para aliviar mi dolor. Sin embargo, por más que intentaron usar sus conexiones para contactarlo, las autoridades de Virginia prohibieron cualquier tipo de comunicación entre ellos y él. Solo su abogado y su familia tenían permitido verle.

Cuando salí del hospital, ya estaba resignada a no verlo por un buen tiempo.

Pero no, aquí estaba frente a mí, mirando al suelo con las manos metidas en los bolsillos de sus vaqueros.

Por un momento olvidé que nos encontrábamos en un cementerio y caminé hacia él. Una vez que estuve a un paso de distancia de él, me detuve y tragué saliva. No sabía que decir. "¿Cómo te fue en prisión?" No era una buena manera de empezar una conversación, especialmente no una con el chico que amabas.

Lentamente, levantó su mirada y su mandíbula se tensó. Abrió la boca para decir algo, pero la cerró casi inmediatamente, tragándose sus palabras. Los latidos de mi corazón estaban sonando tan alto que tenía miedo de que los escuchara. El suspenso me estaba matando.

—Jax... —comencé a decir, pero me calló bruscamente.

—Estuve a punto de perderte y si no hubiera sido por Wyatt...—negó con la cabeza sin quitarme los ojos de encima—. He sido un estúpido por pensar que todo estaría bien, que mi pasado no me perseguiría y que tú y yo podríamos estar juntos. Te he arruinado la vida Ellie Woods y lo siento mucho.

Se me hizo un hoyo en el estómago ¿Por qué me estaba diciendo esto?

—Te amo —dijo, casi en un susurro. Sus ojos se pusieron vidriosos y eso profundizo el hoyo en mi estómago. Tenía una sensación horrible—. Hace años, cuando estaba en la parte más baja de mi vida, tenía una fantasía. Soñaba con conocer a un ángel, soñaba con conseguir redención —una lagrima bajó por su mejilla—. Nunca disfruté robar o hacer crímenes en general, pero las circunstancias nunca me dieron la oportunidad de escoger. Cada noche que pasaba escondiéndome de las autoridades, cada día que pasaba en prisión, cada vez que me entraban ganas de dejar de luchar pensaba en lo mucho que mi vida cambiaria cuando conociera a mi ángel.

Colocó sus manos temblorosas en mis mejillas y nuestras frentes chocaron.

—Ellie Wood, tu eres ese ángel que tanto esperé. —Por un momento, olvidé como respirar—. Desde que te conocí, mi vida cambió. Me disté la esperanza que tanto anhelaba y me enseñaste algo que nunca pensé aprender: me enseñaste lo que es el amor incondicional. Te enamoraste de mi aun sabiendo lo jodidademente roto que estaba y por eso mismo me salvaste. —Nuestros labios chocaron por un momento por lo cerca que se encontraban—. Te amo y te amaré por siempre, pero tengo que tengo que dejarte ir. Ya te he hecho demasiado daño y no podría soportar hacerte aún más. Debo dejar de ser egoísta y demostrarte lo mucho que te amo al dejarte ir.

Negué frenéticamente con la cabeza y aferré mis manos a sus hombros.

—N-no, no digas eso. Tu y yo podemos estar juntos, podemos solucionar todos nuestros problemas. Comenzaremos de nuevo y olvidaremos todo.

—Yo no quiero olvidar —dijo, casi sin aliento—. No quiero olvidar ni un solo detalle.

Delicadamente, me besó. Fue un beso suave y tierno, como si estuviera intentando memorizar este momento para siempre. Nuestras lagrimas se mezclaron, al igual que los latidos de nuestros corazones. Era como si nos hubiéramos convertido en una sola persona, como si nuestras almas hubieran decidido fundirse.

Lentamente, se separó de mí y me miró a los ojos. Había amor en ellos, como también dolor. Se liberó de mi agarre y comenzó a caminar hacia la salida del cementerio. Yo no hice ningún esfuerzo por seguirlo. Me sentía tan abrumada que mis piernas dejaron de funcionar.

Yo era su ángel. Su redención.

Pocas personas se amaban de la manera que nosotros lo hacíamos. Incondicionalmente. Si de algo estaba segura es que siempre amaría a Jax, siempre.

Y no estaba dispuesta a dejarlo ir.

Una vez que recobré la fuerza en mis piernas, corrí hacia la salida intentando alcanzarlo. Pero era en vano. Estaba demasiado lejos de mi alcance.

—¡Jax, espera! —grité a todo pulmón, con la esperanza de que se detuviera.

Sin mirar atrás, se subió a un taxi y este aceleró casi inmediatamente.

—¡No! —me caí de rodillas y lloré. Lloré por Wyatt; lloré por Jax; lloré por los últimos meses.

———————————————————

Después de pasar más de una hora llorando en el cementerio, decidí volver a mi apartamento. Tal vez Jax se había arrepentido y decidió darle una oportunidad a nuestra relación. Saqué la llave de mi bolsillo con manos temblorosas y abrí la puerta con la esperanza de encontrarlo cocinando lasaña con George en sus pies. Una vez que entré, eché un vistazo rápido a la cocina para encontrarla vacía. Mi estómago se hundió a un más, si es que eso era posible.

No pierdas la esperanza, me recordó mi subconsciente.

—¿J-jax? —susurré, añorando una respuesta. Esperaba que en cualquier momento saliera de su habitación y me dijera lo mucho que me amaba.

Pero nadie contestó.

Caminé lánguidamente hacia su habitación y me detuve antes de entrar. ¿Que tal si no estaba? ¿Qué tal si encontraba su habitación vacía? La mera idea de perderlo para siempre era tan dolorosa cómo perder a Wyatt. No podía perder a mis dos chicos, no era capaz de soportar tanto sufrimiento.

Respiró hondo y con toda la fuerza que me quedaba, abrí la puerta.

La habitación estaba vacía.

-------------

 Este es el último capítulo, pronto subiré el epilogo.

Solo puedo decir gracias por todo el apoyo que he recibido, nunca pensé que ALD llegaría tan lejos y en verdad no tengo palabras. Esta novela ha crecido conmigo y me es muy difícil ponerle un final, pero supongo que todo llega a su fin. De nuevo, muchas gracias por leerla. Se que no es perfecta —estoy consciente de que dejé muchos cabos sueltos, etc.— pero no tienen idea de lo importante que es para mí. 

A Little DeathWhere stories live. Discover now