Capítulo 38 - Lo siento mucho (parte 2)

39.9K 3.9K 704
                                    


Cuando desperté, deseé desde lo mas profundo de mi corazón que todo fuera un sueño. Sin embargo, cuando mis padres y mi hermano menor entraron a la habitación de hospital con flores y palabras de aliento, supe que todo había sido verdad.

Wyatt estaba muerto.

Jax estaba en prisión.

Mi mejor amiga había sido secuestrada por su propio novio, quien había sido el causante de la muerte de varias mujeres.

Lloré, lloré sin parar por días, días que se volvieron semanas. Cuando me dieron de alta en el hospital, lo primero que hice fue visitar el lugar donde habían enterrado a Wyatt. Al parecer su primo, el que era policía, se había encargado de organizar su funeral días después de su muerte. Hailey asistió por mí, ya que yo no podía salir del hospital. Después de haber asistido, me contó todos los detalles, claro, no sin antes llorar junto conmigo. Aunque Hailey no había conocido muy bien a Wyatt, yo sabía que se sentía culpable por lo sucedido y por más que intentaba asegurarle de que ella era simplemente otra víctima, ella lo negaba. Su novio, al final del día, había sido el asesino más buscado.

Nunca antes había visitado el cementerio Riverview, pero no fue difícil encontrar su tumba. Su nombre estaba gravado en el granito y a diferencia de todas las demás, esta se veía nueva. Había varias notas y flores, todas provenientes de personas desconocidas para mí. Aunque pasamos mucho tiempo juntos, nunca me enteré de su pasado. ¿Quiénes eran sus amigos? ¿Y que había de su familia?

Me arrodillé a un lado de su lapida y deposité una rosa sobre ella. Nunca había entendido la importancia de las flores para los muertos, pero ahora lo hacía: las flores no eran diseñadas para ellos, sino para los que lidiaban con el dolor. Los diferentes colores y olores brindaban consuelo a los vivos, a los que despedían a sus seres queridos.

Mis dedos rozaron con delicadeza los pétalos de la rosa y una lágrima cayó sobre ellos. Tenía un nudo en la garganta, pero tenía que desahogarme de una manera u otra. Con trabajo, dejé que las palabras fluyeran:

—Antes que nada, quiero decirte que lo siento mucho. No tienes idea de lo mucho que lo siento —levanté la mirada para contener las lágrimas—. T-tú me salvaste, diste tu vida por mí y te juro que nunca lo olvidare. Siempre te recordare como aquel chico rubio que me hacia reír hasta en los peores momentos, que me protegía y me entendía. Sé que la mayor parte del tiempo que pasamos junto fue gracias a nuestro afán por descubrir al asesino, pero no por eso nuestra amistad no fue real. De hecho, pienso que las amistades que se crean en los peores momentos son las mejores, ya que ambos vimos lo peor de nosotros y aun así eso no nos impidió volvernos cercanos.

Con el dorso de mi mano, limpié mis ojos llorosos.

—No sé si me estas escuchando, mierda, ni siquiera sé si hay vida después de la muerte, pero créeme cuando digo que tu muerte no fue en vano. Gracias a ti, Sam y Billie están en una prisión de alta seguridad esperando una sentencia. Eres un héroe, Wyatt, y no puedo estar más agradecida por haberte conocido. No soy religiosa, pero te prometo que cada noche diré una oración por ti y por todas las victimas que ahora podrán descansar en paz —cerré los ojos y recordé algunos de los momentos que pasamos juntos. Inevitablemente, mis labios se curvaron formando una pequeña sonrisa—. Perdona si he sido cursi, único mejor amigo.

Después de haberme despedido, extendí mis manos para tocar suavemente su lapida. Cuando estaba lista para marcharme, me puse de pie y miré por ultima vez el lugar donde Wyatt descansaría para siempre.

—Ellie Woods.

Me giré rápidamente al escuchar mi nombre y mi corazón casi se sale de mi pecho al verlo.

Él estaba aquí.

Jax estaba frente a mí. 

A Little DeathWhere stories live. Discover now