Capítulo 33 - Hermanos

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Narrado por Jax

No podía dar nada por seguro. Nada.

Miré fijamente hacia la pared y me crucé de brazos. La respiración acelerada de James era lo único que se escuchaba en la habitación y eso no hacía nada para tranquilizar mis ansias. Sin embargo, no podía perder la calma. No ahora. Inhalé y exhalé intentando tranquilizarme, pero todos mis intentos fueron en vano. Tenía ganas de salir corriendo y gritar a todo pulmón; tenía ganas de golpear a alguien hasta que mis nudillos quedaran ensangrentados; tenía ganas de huir.

—Jax, joder di algo —balbuceó James, dando un paso hacia mí.

Su cabello castaño nunca había estado tan alborotado y descuidado. Generalmente James siempre era el que solucionaba todos los problemas. O bueno, por lo menos todos mis problemas. Era mi mejor amigo y de tan solo pensar que yo lo había metido en este lio, se me hacía un nudo en el estómago.

Ignorando su presencia, me desplomé en el sillón más cercano y por un momento me permití pensar en un mundo menos desagradable. Un mundo en el que Ellie y yo podríamos ser felices. Pasé mis manos por mi cabello repetidamente y cerré los ojos con fuerzo. Pensar en Ellie me tranquilizaba, me hacía recobrar la cordura. Normalmente pensaba en ella cuando me sentía abatido. Pensaba en su sonrisa, su cabello rubio y su extraña obsesión con los gatos. Siendo honesto, mi pasatiempo favorito era pensar en ella, un pasatiempo que se volvió parte de mi rutina desde el momento que la conocí.

Sin embargo, en estos momentos el simple pensamiento de ella me causaba un dolor indescriptible. ¿Qué demonios había hecho? Enamorarme no estaba en mis planes y mucho menos enamorarme de una chica como Ellie. Su vida corría peligro por el único hecho de estar conmigo.

—Escucha, saldremos de este lio. Podríamos regresar a California, cambiar de identidad o...

—No —fue lo único que logré pronunciar.

James maldijo en silencio y estrelló su puño contra la pared—. ¡Mierda Jax, no puedes quedarte sin hacer nada! ¿Tienes idea de lo grave que es esto? Si la policía te encuentra, esta vez no habrá poder que te saque de prisión.

Sus palabras me atravesaron como navajas afiladas. Él tenía razón, no podía quedarme sentado de brazos cruzados esperando a que la policía me encontrara. Pero, ¿Qué podía hacer? Irme de Virginia significaría dejar a Ellie.

Y eso tampoco estaba en mis planes.

Cuando James me contó sobre su reunión fallida con Sam, no pensé que terminaríamos en un callejón sin salida. Al parecer mí querido hermano estaba causando más problemas de lo que esperábamos. Sam y yo éramos muy unidos, demasiado para ser exactos. En Chicago solo nos teníamos el uno al otro, pero con eso bastaba. Mientras que nuestro hermano mayor se ganaba la vida en la calle, nosotros nos encargábamos de cuidar a nuestra madre. Sin embargo, algo cambio cuando nuestro hermano murió. Sam dejo de ser el chico dulce que era y se convirtió en lo que más temía: un criminal. Todo comenzó cuando cometió un pequeño robo en el supermercado. Después cometió otro y otro... Y el nivel de sus crímenes fue incrementando con el tiempo. Ya no solo se trataba de robar o asaltar, sino también de traficar. Las cosas fueron empeorando gradualmente y la única solución que pude encontrar fue huir a California, donde los padres de James me acogieron.

Recuerdo haberme sentido débil y miserable por haber abandonado a mi hermano cuando más me necesitaba. No obstante, cada segundo que pasaba junto a él me recordaba a la persona que solía ser. Sam no era como yo. Él siempre fue el más estable y perspicaz de los dos. Su carisma y humor iluminaban el día de cualquiera. Nunca se mostró afectado por nuestra situación. Mientras que yo gritaba y lloraba al ver a nuestra madre bajo los efectos del alcohol, Sam permanecía inalterable. A veces envidiaba eso de él.

Pero cuando nuestro hermano mayor falleció, algo se derrumbó dentro de él. Fue como si toda la realidad lo hubiera golpeado en el rostro por primera vez; toda la positividad que contenía se esfumó. Estuvo en silencio por semanas y cuando por fin se dignó a hablar, solo palabras enrabiadas salían de su boca. Él era todo lo que me quedaba y verlo autodestruirse era doloroso. Al fin y al cabo, era mi gemelo.

Supongo que cada persona lidia con el dolor de una manera diferente, pensé.

Cuando llegué a California y conseguí entrar a la universidad, especulé que el mundo no era tan sombrío como creía. Hasta que la realidad de mi pasado me golpeó. Más temprano que tarde, los problemas de mi hermano llegaron hasta California y no tuve otra opción más que aprender a defenderme. James me cogió bajo su ala y me enseñó todo lo que necesitaba saber. Si no hubiera sido por él, probablemente yo ya estaría muerto.

De repente, la puerta se abrió, sacándome de mis pensamientos en el acto. Un hombre que no logré reconocer entró a la habitación en la que nos encontrábamos. Se veía agitado y el temblor en sus manos me dio un mal augurio.

Miré a James extrañado y esté me devolvió la mirada. Al parecer a él también le sorprendía ver a este hombre a estas altas horas de la noche. Me levanté del sofá y dirigí mi mano derecha al bolsillo trasero de mi pantalón, donde guardaba un pequeño cuchillo. Básicamente mi vida se basaba en esto; tenía que estar alerta a todo momento o antes de que me diera cuenta, estaría muerto.

—Peter, ¿Qué estás haciendo aquí? —cuestionó James, mirando al hombre.

Peter lucia estar a punto de vomitar, como si acabara de correr un maratón. Su cabello oscuro estaba despeinado y su atuendo completamente desaliñado. Después de analizar su rostro por unos segundos, lo identifiqué como uno de los amigos de James.

—Ha-a ocurrido a-algo —farfulló, mientras que sus ojos desorbitados escaneaban la habitación. En cuanto su vista se chocó con la mía, temor lo inundó. Pude notarlo por la manera en la que retrocedió hasta chocar con la pared. Rodé los ojos y volví a cruzarme de brazos.

James, comprendiendo un poco la situación, se acercó a él y negó frenéticamente con la cabeza—. Él no es Sam, Peter. Sam es su hermano gemelo, puedes estar tranquilo. Ahora dime, ¿Qué ha ocurrido?

Oh, ahora lo entendía. Peter probablemente pensó que yo era Sam. Desventajas de tener un hermano gemelo, supongo.

Aun sin quitarme los ojos de encima, Peter habló cautelosamente:

—Ha habido un asesinato, otra chica ha muerto.

Mis ojos se abrieron como platos y antes de que pudiera preguntar de quien se trataba, James se me adelantó.

— ¿Quién?

Peter, un poco más templado, tragó saliva.

—Melody.

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Hola, ¿cómo están? :'v

Quiero disculparme por haber tardado tanto en actualizar. Últimamente tengo muchas cosas en mente y escribir se me ha hecho imposible. Literalmente la inspiración me abandonó.

Sé que el capítulo fue muy corto, pero espero que les haya gustado y que hayan entendido un poco mejor a Jax. Hace mucho que quería escribir un capítulo narrado por él.

En fin, muchísimas gracias por todo el apoyo. No tienen idea de cuánto aprecio cada leído, voto y comentario. Son los mejores lectores del mundo y en verdad no tengo palabras para agradecerles.

Los quiero. <3 

A Little DeathWhere stories live. Discover now