Capítulo 34 - Sed de venganza

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No edité el capítulo, puede contener faltas ortográficas.

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A veces la vida tenía maneras interesantes de demostrarme la realidad; de abrirme los ojos. Como si se tratara de un sueño, o más bien pesadilla, desperté. Ahora todo cobraba sentido y los meses pasados comenzaron a armarse en mi mente como si se tratara de un rompecabezas. Me sentía estúpida. Todo este tiempo había estado concentrada buscando pruebas para incriminar al chico equivocado, cuando la verdad estaba frente a mis ojos. Jackson Mackenzie tenía un hermano gemelo. Un hermano gemelo asesino que, en este preciso momento, se encontraba frente a mí mirándome como si fuera un pedazo de carne fresca. Tragué saliva y, aun en estado de shock, di un paso hacia atrás hasta chocar contra la puerta.

Mi mirada estaba fija en su rostro. Su cabello negro ondulado, sus ojos grises, sus tatuajes coloridos... era la viva imagen de Jax. Sin embargo, no era él. Podía notar varios golpes en su nariz y su mirada no era fría ni calculadora, sino más ¿cálida? Había una sonrisa escondida en sus ojos y eso solo logro intrigarme —y aterrorizarme— más.  Aparte, él no tenía ningún arete.

Estaba a segundos de desmayarme.                                                                                                                                      

— ¿No piensas decir nada? Por lo que he escuchado de ti, pensé que serias mejor anfitriona—dijo, con voz aterciopelada. Dios mío, hasta la voz era idéntica.

Con manos temblorosas, removí un mechón de cabello que obstruía mi vista e intenté tranquilizarme un poco. Pero era imposible. Mi temperatura corporal había bajado varios grados y estaba segura de que en algún momento comencé a sudar frio. Todo mi cuerpo se encontraba temblando. Si mis cálculos no me fallaban, el hombre que se encontraba frente mi había sido el culpable por todos los asesinatos. Y eso solo podía significar una cosa: estaba aquí para matarme.

Cerré los ojos con fuerza y aunque sentí el ardor de las lágrimas, no iba derribarme. Había llegado bastante lejos como para rendirme ahora. Si este clon malvado de Jax había matado a Cara y a las otras chicas, no iba a detenerme hasta hacerlo pagar.

Aun con los ojos cerrados, logré balbucear:

— ¿Qué quieres de mí? —Abrí los ojos y lo miré fijamente, intentando descifrar sus verdaderas intenciones—. No soy estúpida, sé que no estás aquí para entablar una linda relación conmigo. Déjate de juegos y ve al punto.

Mi miedo se había transformado en ira y junto con la ira, venia la adrenalina. 

Al parecer mi elección de palabras lo sorprendió, ya que dio un paso hacia atrás y enarcó una ceja.

—Tienes razón, no hay tiempo para juegos. Volvamos a empezar: me llamo Sam Mackenzie y soy hermano de Jackson, si es que aún no lo captas —dijo, derrochando sarcasmo. Extendió su mano como muestra de saludo, pero ni siquiera hice el esfuerzo para tomarla. Se aclaró la garganta y se cruzó de brazos al ver mi rechazo.

—Un gusto  Sam Mackenzie o ¿debería llamarte Sam Ryder? —escupí.

La calidez que antes había notado en su mirada desapareció por completo—. Ellie Woods, eres más valiente de lo que pensé. Pero siendo honesto, no estoy tan sorprendido. Solo una chica valiente podría ser capaz de llevar una investigación como esta.

Señaló a una pila de hojas que residía en mi sillón. Toda mi investigación, la cual comencé desde que conocí a Jax, estaba ahí.  Los diagramas con conclusiones, las pistas y hasta la información que había logrado conseguir de las victimas... todo. Sam había buscado entre mis cosas y al entender eso, un escalofrió me recorrió. 

A Little DeathWhere stories live. Discover now