Capítulo 16 - Perdiendo el control

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Me miré en el espejo y acomodé el vestido negro que estaba usando. Mi cabello se encontraba suelto y un poco despeinado, pero dudaba que alguien se fijara en él. Hailey estaba mucho peor que yo. A penas había comido desde hacía una semana, llorando todo el tiempo que tenía disponible, y descuidando totalmente su apariencia. Pero, tomando en cuenta las circunstancias, acicalarse costaba demasiado.

Estaba a un lado del armario, con la vista fija en la cama desocupada al lado de la suya. Era difícil de aceptar que Cara no vendría más con sus chistes y sus camisetas hippies de los 80s. El dolor que sentía era indescriptible y aun así no podía imaginar lo que Hal estaba sintiendo en estos momentos. Ellas peleaban, sí, pero en el fondo se querían demasiado. Habían compartido habitación bastante tiempo.

La mamá de Cara llegó ayer a Charlottesville e insistió en llevarse todas las pertenecías de su hija, inclusive la ropa para la cama. Su apariencia se encontraba demacrada y su mirada estaba perdida. Sin duda la muerte de su hija sería algo que nunca dejaría pasar. Iría con ella, día y noche.

Y me dolía pensar que yo pude haberla evitado.

Me prometí a mí misma no llorar, mientras luchaba contra las ganas de romperme. Hoy era el funeral que tanto habíamos deseado no asistir. Ambas nos subimos a mi coche y conduje hasta la iglesia. Los familiares de Cara se encontraban en los escalones de la puerta principal, dándose el pésame mutuamente. Me estacioné y Hailey enredó su brazo con el mío, apoyándose. Hacía mucho tiempo que no venía a una iglesia, ya casi había olvidado el olor a incienso. Nos sentamos  en una banca desocupada y escuchamos el discurso que el sacerdote dijo para la difunta. Las velas frente al altar se estaban derritiendo lentamente, junto con mis ánimos.

Nunca antes había reprochado las decisiones que el destino formaba para mí, fluía con la corriente como si de eso se tratara la vida. Pero ahora que me encontraba rodeada de personas dolidas por algo que yo misma causé, cuestioné si en verdad merecía tener algún tipo de consuelo. Todos ponían sus almas en las manos de la fe y yo simplemente los miraba con dolor. Ni Cara ni Lila iban a volver a la vida, aunque pidiera por ello de rodillas. Tal vez yo no debería de estar aquí, en su funeral. Tal vez debería de estar atendiendo al mío. Sin embargo estoy viva, sufriendo como si acabaran de arrancarme el corazón.

Como si Jax acabara de arrancarme el corazón.

Los vitrales iluminaban el ataúd de Cara, mientras que todos nos poníamos de pie al terminar la ceremonia. Nadie se atrevía a mirar su cuerpo quemado, más que sus padres y algunos familiares cercanos. Escuché que habían intentado arreglarlo para que se viera menos impresionante, pero no me atrevía comprobarlo. Hal respiró hondo y con pasos firmes caminó hasta el cofín. Y ahí es cuando descubrí cual era el verdadero significado de valentía: luchar por ver algo que tus demonios te impiden, aunque la batalla sea ardua y el resultado fatal. Con el dorso de mi mano limpié una de mis lágrimas y miré como Hailey se desplomaba al ver a su amiga, o al cuerpo sin vida de esta. La escena era demasiado dolorosa para mis ojos, así que salí por las puertas de madera sin ver atrás. Odiaba a Jax, odiaba el segundo en el que se coló en mi coche, odiaba su sed por la sangre.

Pero sobretodo, me odiaba a mí misma. Porque aunque él era el asesino, yo era su cómplice al no haberlo confrontado antes. Preguntarle en su cara cuál era el jodido problema y arriesgar mi vida por el bien de la comunidad era mi deber. Lo había sido desde que vi su foto en la tienda.

Virginia estaba de luto por la muerte de cinco mujeres y un hombre, todos inocentes. Aunque deberían de ser seis mujeres, ya que yo me sentía muerta por dentro. Sin embargo ¿Qué sería de la vida sin un poco de muerte? Un poco de muerte que te hace comprender lo mal que estas. Un poco de muerte que abre tus ojos y te enseña la crueldad de la realidad. Un poco de muerte que te destroza lentamente, pero a la vez te construye como eres verdaderamente. Un poco de muerte... que te enseña a vivir.

A Little DeathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora