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Se miró al espejo, sus ojeras estaban pronunciadas y lo mojada de sudor que estaba su ropa. Las náuseas aún no habían desaparecido, a pesar de haber vomitado, y el dolor en su pecho no hacía más que incrementarse. ¿Había sido una pesadilla? ¿Por qué se despertó de aquella manera? Nunca había tenido una resaca más horrible en su vida y no entendía la razón de por qué está así de alterado sin razón alguna.

—¿Jungkook? ¿Estás bien?

Escuchó la voz de Nam llamarlo, se notaba preocupado, pero las palabras no salían de su boca para responderle. Unos segundos después se le unió Seokjin, quien también parecía angustiado con la forma tan abrupta en la que entró al baño. Abrió el caño y dejó que el agua se acumulara en sus manos antes tirarla sobre su cara, logrando que sus lágrimas se perdieran con el líquido. Estaba un poco mejor, pero la sensación de ahogo seguía presente.

—Estoy bien —respondió finalmente.

—¿Seguro? ¿Quieres hablar?

—¿Jimin se enojó mucho contigo?

Los mayores creían que ya había hablado con el omega y que esa era la razón de su llanto de hace un momento; sin embargo, la forma en la que el alfa abrió la puerta del baño en ese momento y dejó ver su cara de sorpresa, dio a entender que ese no era el caso.

Al intentar comprender lo dicho por Seokjin, logró que los recuerdos de la noche anterior llegaran a su mente en cámara rápida. Estos estaban dispersos y por momentos se saltaba escenas, pero recordaba muy bien las tonterías que hizo y dijo; especialmente, aquella bromita que ya imaginaba era la razón del comentario de hace un rato.

—Debes prepararte porque parece que estás en serios problemas con él.

Ugh... —fue lo único que pudo decir.

—¿Entonces no hablaste con él aún?

Negó, el dolor de su cabeza no le dejaba pensar e incluso, de vez en cuando, tenía que tomar bocanadas de aire más fuertes para recuperar el ritmo de su respiración normal. Aún seguía presente ese malestar con el que despertó, en menor grado pero lo suficientemente capaz de mantenerlo con una mala cara y ánimo decaído. Y, conforme unió las piezas, entendió que, una vez más, su lobo estaba haciendo de las suyas.

—Hablaré con él en cuanto se me pase esto.

—Tal vez te pase cuando hables con él.

El menor hizo una mueca.

—Estoy seguro de que ya te diste cuenta que es culpa de tu lobo.

—¿De nuevo? —intervino el de hoyuelos—. Solo fue una broma que fue resuelta en ese momento... ¿Por qué volverían los problemas con su lobo por eso?

—Porque Jimin está ansioso por la bromita —explicó—. Pero tienes razón, primero cálmate un poco, dúchate, desayuna y luego hablan. Será peor si lidias con él en este estado.

Terminó su discursó y con la manga de su camisa para secar secó la cara del menor que aún estaba mojada. Los dos alfas siempre mimaban a los pequeños del grupo, en especial cuando alguno de los dos estaba enfermo. Así que desde ese momento no soltaron a Jungkook, por poco se metían con él a la ducha con tal de no dejarlo solo. Y, aunque el menor estaba agradecido con sus actos de amabilidad hacia él, no podía disfrutar el ser consentido porque en su mente no dejaba de estar presente el hecho de que su pareja estaba molesto con él y su lobo lo regañaba por ello.

También se sentía enojado, no entendía por qué lo que hizo era un problema tan grande que incluso lo hizo enfermar por su lobo. ¿No era absurdo? Que por una broma en twitter, que no duró ni cinco minutos, pasara todo esto. Porque luego de eso no hizo nada malo, solo pasó vergüenza en redes y escribió mensajes ridículamente cursis a su pareja. La única explicación posible era aquella foto que se arrepentía tanto de haber pensado que era buena idea buscar en Pinterest y subirla a Internet.

playdate [km au]Where stories live. Discover now