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No es la primera vez que ven una película juntos, con todos los años de amistad que llevan sería raro que así fuese. Sin embargo, esta vez se siente distinta a todas aquellas veces que tuvieron maratón de películas en el pasado. Lo que la hace distinta son tres factores específicos: no está Taehyung, no están en sofás distintos y la película no es más importante que perderse en la mirada del otro. Así estaban, como una recién formada pareja que comparte un momento juntos frente al televisor, solo que esta vez no es un televisor, sino una laptop, y que no son pareja en realidad; pero esos eran detalles menores.

Lo importante para ambos ahora es el momento tan íntimo y bonito en el que están. Jimin había llegado hace una media hora, más o menos; desde entonces, no había dejado de mimar y ponerse encimoso con Jeon, bajo la excusa de que era su cumpleaños y por eso debía ser consentido, contradiciendo por completo lo dicho por chat antes.

No es como si el mayor se quejase, le gustaba estar así. Era bien sabido qué relaciones tuvo muchas, pero algo que él sabía a la perfección es que ninguna llegó a transmitirle ni siquiera la mitad de sentimientos que el omega podía.

¿Así comenzó todo? Con él intentando buscar una persona, que no sea el hermano de su mejor amigo, que pudiera hacerle sentir así de bien como Jimin. No lo iba a admitir en voz alta, pero tener al menor delante suyo, con sus manos colándose debajo de su camiseta para no tener frío y sus piernas entrecruzándose con las suyas, se sentía como estar en casa. Park Jimin lo hacía sentirse en casa. Tanto que se había demorado en darse cuenta, o al menos aceptarlo, pudieron haber estado así desde hace mucho.

Reforzó el agarre de sus manos sobre la cintura del rubio, buscando atraerlo más a sí, permitiéndose cruzar líneas que antes tenía bien marcadas. De todas formas su principal obstáculo ya sabía de lo suyo y, si bien aún estaba molesto y no les hablaba, era de alguna forma tranquilizador el hecho de que no haya hecho escándalo alguno o actuado de una forma más impulsiva. Aquello sí le había llamado bastante la atención, lo atribuyó a que quizás es debido a que el tiempo que pasó, desde la primera vez que discutieron hasta hoy, lo ayudó a madurar y a asimilar la idea. Jeon no conocía todavía su "sorpresa" ni la razón por la que el hermano mayor de su chico reaccionó con más calma de la esperada.

Lo jaló con cuidado hasta que sus narices se tocaron, causando que el rubio soltara una sonrisita de esas que lo dejaban bobo, justo como ahora. Para Jimin no fue nada difícil descifrar la forma en la que Jungkook lo estaba mirando, y se sintió tan bien que decidió cortar un poco más de distancia. Plantó un pequeño beso sobre los labios del más alto, riendo luego por su travesura.

—Hey —se quejó el mayor, aunque realmente no estaba enfadado.

—No me digas que lo de ir lento tampoco incluye besitos —frunció sus cejas.

El contrario se quedó un rato pensando sobre su regla de ir lento, la cual se refiere a cualquier cosa que los hiciera sentir que de nuevo estaban cometiendo los errores de la primera vez. Pero besarlo no se sentía mal, es más, su lobo se quejaba de que solo había durado un segundo su beso.

—No —finalizó.

Al menos finalizó con las palabras, porque, sin que se lo esperase, volvió a acortar la distancia entre los dos. Siendo esta vez Jeon el que daba el primer paso para volver a unir sus labios. Debió saber desde el momento en el que Jimin apareció en su puerta que las cosas acabarían así, ya había pasado antes de todas formas. Aunque esta vez, a diferencia de su primer encuentro que marcó un antes y después en su relación, se sentía más correcto de parte de ambos. Sin mentiras, sin ser catalogado como un encuentro fugaz. Al menos Jungkook, quien desconocía de su sorpresa de cumpleaños, creyó que esta vez sería duradero.

—Me gusta cuando estamos así —confesó sorprendiendo al rubio—. Tú, yo... solos.

—¿Me estás proponiendo hacer cosas indecentes Jeon Jungkook?

Jimin rompió en risas al ver la mueca que puso el alfa después de soltar aquella pregunta. Si bien le llena de dicha oírlo decir cosas bonitas, lo cierto es que también le divierte molestarlo cada vez que intenta ponerse serio, en especial si se trata de este tema que tantas ganas de repetir tiene. Jungkook había estado siendo muy cuidadoso, por lo que para Jimin era divertido jugar con su paciencia.

—Perdón, perdón. ¿Decías mi dulcesito de leche? —fingió inocencia moviendo sus pestañas con rapidez.

—Ya no quiero —hizo un puchero.

—No hagas esos pucheros que te beso.

Entonces Jungkook continuó haciéndolos, alentando a continuar con la sesión de besos en la que estuvieron por varios minutos más. Eran besos suaves, de esos en los que Jimin es experto, haciéndole sentir hasta al más fuckboy mariposas en su estómago. Sus manos tomaban con cuidado el rostro del más alto, mientras que entre besos le susurraba lo mucho que lo quería. Ese tipo de besos que de vez en cuando le hacían arrepentirse de haberle prestado tanta atención a su mejor amigo, de ese tipo de besos que Jeon ansiaba tanto sentir en ausencia del omega.

—Te quiero Koo —volvió a decirlo—. Lo diré hasta que lo digas de vuelta.

¿La película que pusieron? En segundo plano. ¿El celular de Jeon sonando desde la cómoda? En segundo plano también. Lo único que importaba eran ellos dos y la respuesta que Jimin tanto ansía escuchar.

—También te quiero, Minnie —susurró sobre los labios ajenos, perdido en las sensaciones que el más bajo le provocaba—. Te quiero tanto, mi chiclecito de fresa.

El lobo del menor, si fuera posible, hubiera salido de su cuerpo. ¡Era la primera vez que Jungkook se lo decía de frente! Estaba tan feliz, tan feliz que podría morir ahora mismo.

A partir de aquella confesión, sus besos comenzaron a intensificarse, a hacerse más demandantes. Ahora Jimin no quería transmitirle un amor inocente, quería ir más allá y decirle 'hey, yo también puedo hacerte sentir bien de otras maneras'. Sus manos comenzaron a bajar por su torso donde antes habían estado acurrucándose del frío, lentamente hasta llegar al cintillo del pantalón.

—Por favor, alfa —puso ojitos de perritos después de que Jungkook lo detuviera—. Sé que tienes miedo de lastimarme, pero no pasará nada.

Por alguna razón, el omega había estado entusiasmado con la idea de volver a unirse a Jungkook de una manera más íntima. Motivado por razones desconocidas o quizás por simple capricho de sentirse amado por su alfa de una forma distinta. Jungkook se iba a ir pronto, ¿no sería mejor que hicieran muchos recuerdos antes de ello? Había leído que una pareja no funciona sin amor y sin pasión, y si iban a tener una relación a distancia al menos quería asegurarse de que nada de eso le iba a faltar. ¿O es que se sentía inseguro? De todas aquellas relaciones que el pelinegro tuvo antes que probablemente hayan sido mejor para él en distintos aspectos, como por ejemplo el sexo. Jimin estaba apurado, pero no sabía por qué. Esta vez estarían más preparados, a diferencia de la primera vez, ambos conscientes al cien por ciento de lo que estaban por hacer, así que no se sentía como una mala idea.

Volvió a tomar los labios ajenos, esta vez dejando los suyos un poco entreabiertos para intensificar el beso.

La mano que Jungkook había usado para detenerlo la tomó y la llevó a su cintura, para después, lentamente, bajarla hasta su trasero. El alfa abrió los ojos sorprendido de la picardía de Jimin, delatando lo sorprendido y a la vez confundido de lo que estaba sucediendo. ¿Debía solo olvidarse de los límites y obedecer a sus lobos? Porque el suyo claro que quería tener al omega para sí mismo y satisfacerlo en lo que pida. Pero luego estaba su parte racional, aquella que le decía que, una vez más, estaban yendo demasiado rápido.

Tal vez su relación era así, destinada a ser rápida. Porque en cuanto sintió el aroma de fresa con caramelo envolverlo, supo que no iba a poder decirle que no a nada. Lo tenía tan hipnotizado que ni se dio cuenta que su aroma tenía el suyo combinado y eso no era para nada normal.

—Solo hazme tuyo de nuevo, Jeon.

playdate [km au]Where stories live. Discover now