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Despertó de golpe al oír el estruendoso sonido provocado por Seokjin y, aunque su primera respuesta fue salir a su ventana y gritar al inconsciente que hizo ruido tan temprano, al final agradeció bastante que lo haya hecho. De lo contrario probablemente hubiera seguido durmiendo y se hubiera perdido la oportunidad de conocer aquella respuesta que lo tuvo hasta tales horas de la madrugada fantaseando.

Se vio al espejo y lo primero que captó su atención fueron sus marcadas ojeras. De ser otra la situación, probablemente, estaría ahora mismo maquillándose para ocultarlas y para verse más bonito también. Pero dada la hora, no le quedó de otra que echarse agua en la cara, pasarse las manos por el cabello para arreglarlo y tomar su celular antes de abrir con fuerza la puerta de su habitación.

Graciosamente, la puerta frente a la suya también se abrió en ese momento, dejando ver a dos jóvenes saliendo de ella con unas caras de susto sorprendentes.

—Jimin —carraspeó—. Buenos días, bebé —saludó el mayor de los hermanos.

—Hola... —respondió no muy convencido, mirando atentamente a su mejor amigo parado detrás del alto.

—Gracias Yoongi, sin tu ayuda jamás hubiera podido recuperar mi teléfono.

—S-sí, como mis brazos son más delgados pude alcanzarlo detrás de la cómoda. Buenos días, Jims.

El rubio no parecía muy convencido, pero solo elevó sus cejas y luego los hombros antes de dar media vuelta e irse escaleras abajo. De ser otra la situación, lo más seguro es que hubiera comenzado a preguntar o hacer bromas con que actuaban de manera sospechosa.

Sin embargo, en ese momento lo único que tenía en mente era la propuesta que le había hecho a Jungkook anoche y que se suponía debía recibir respuesta ahora.

Sabía que Yoongi había entendido su señal y por lo tanto tendría a su hermano fuera del camino por unos minutos. Era suficiente ese tiempo ya que solo necesitaba un sí o un no. Si la respuesta era positiva, regresaría corriendo a casa para cambiarse el pijama y sacar su maleta del armario, la misma que con mucha dedicación armó la noche anterior. Y si era negativa... la verdad aún no había pensado en esa opción. Si el alfa le decía que no, tendría que improvisar. Aunque realmente esperaba que no necesitará recurrir a ese plan.

Abrió la puerta principal y el bus de giras que suelen usar los chicos se encontraba justo al frente de su vereda. Era un bus simple, de esos que se alquilan por horas y que lo financian entre ellos con el dinero que han ahorrado de sus presentaciones.

Ahí dentro estaba Jungkook, lo sabía con certeza. Mientras caminaba en dirección al vehículo, comenzó a sentir sus manos comenzar a temblar de los nervios y también su respiración a hacerse más rápida. Tal cual había dicho antes, estar con el pelinegro le hacía sentir que había perdido lo rockstar. Su personalidad confiada y coqueta se iba al caño si del mejor amigo de su hermano se trataba y, aunque eso le irritaba, tampoco era el fin del mundo.

Tal vez a Jeon le gustaban más los chicos tímidos, pensó mientras daba una profunda bocanada de aire. Al principio estuvo agradecido que la puerta del bus estuviera abierta, pero luego al ver que gracias a ello subió en un completo silencio que no alertó a nadie de su llegada, se arrepintió profundamente.

Tal vez si hubiera tenido que abrir la puerta hubiera hecho ruido y las personas de adentro se hubieran dado cuenta que alguien acababa de entrar. Pero no sucedió así, y ahora debía lidiar con el hecho de que Jungkook se encontraba besando a una mujer de cabello muy largo y bonito. No era la primera vez que veía una escena así, pero quizás sí era la que más dolor le provocó.

Su respiración se hizo lenta y pudo jurar sentir una lágrima deslizarse por su mejilla. Paralizado y sin poder reaccionar bajó la mirada y la pantalla encendida de su teléfono llamó su atención. Finalmente entendió todo al leer los mensajes recibidos en la madrugada que por la prisa no había visto antes.

"Perdón, pero no puedo corresponderte"

Esas palabras eran las que más se habían quedado grabadas de entre todo lo dicho. Y se seguían repitiendo incluso cuando ya había bajado del bus con el mismo silencio con el que entró.

El camino de regreso se sintió tan pesado que ni reparó el momento en el que Taehyung y Yoongi aparecieron a su lado, totalmente sorprendidos por el aspecto del omega. El mayor lo miró con confusión y el más bajo con compasión, este último ya había asumido lo que había sucedido y solo quería tirarse a su encima y darle un abrazo.

—¿Qué pasó, Mimi? No estás cambiado ni listo para irnos.

El rubio negó.

—Pensé que irías con nosotros. Si vas corriendo a alistarte te podemos esperar.

Nuevamente negó y su silencio comenzó a preocupar a su hermano, quien ya iba a preguntar hasta que fue interrumpido.

—No iré Tae, en ese bus no hay espacio para mí...

playdate [km au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora