Maternidad y dudas

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—Estoy muy contenta de tener a la niña aquí, porque yo crecí con una hermana, entonces a mi me nace un instinto maternal desde que cargué mi primer bebé de juguete. Yo siempre supe que en un futuro sería una madre. En cambio mi hermana Rubí siempre supo que no quería ser mamá, y ahora pienso que si viviese estaría tan feliz. Yo pienso que Monique dejó que el universo juegue a los dados con su futuro. Pero vamos a ver que nos dice el universo en tal caso —explicó Mathilde.

—Debí saber que Monique tenía una idea completamente diferente con respecto a la maternidad. Debemos plantearnos el porque de ser mamá, tal vez ella no estuvo dispuesta a invertir dieciocho o veinte años de su vida. La decisión es totalmente personal, la maternidad tiene que ser deseada y hay que estar en plena conciencia de que no hay devolución —dijo Patty.

—¿Cómo llegaste a esta conclusión, Patty?

—Es que ella está como en otro momento, disfrutando de su juventud y simplemente no quiso seguir la norma. Supongo que para ella este embarazo no fue parte de su logro, y de repente, a lo mejor, quiso su individualidad, cosa que también es respetable y no debería poner su reputación en duda —explicó Boyd.

—Esto parece un profundo y largo sueño. Todo el pasado y todo lo negativo queda borrado. Aquí la fuerza es el amor, mi sobrina trae bajo el brazo toda la armonía del universo —dijo Mathilde.

—Lo bueno es que de esta unión salió una hermosa flor llamada Louisa Rubí, ávida de vida. Me siento muy bien en este momento —añadió Matheus.

—¿Qué hay de ti, hermana? Oí en la radio que el reloj biológico es una bomba a punto de explotar. Todavía tu espíritu se niega a tener un pedacito de sol dentro de tu barriga —exclamó Matheus, mientras preparaba una mamadera con leche de fórmula.

—El universo se ha estrellado con una pared de ladrillo y cemento —dije bromeando—, hay que ver que interpretación ideológica tiene tu hermana a cerca de la concepción.

—¡Ja! En eso te doy la razón. Ya no soy aquella niñita que paseaba a muñecas en un cochecito de bebé. Yo tengo la certeza de existe una riqueza de pensamiento que engloba a la maternidad. Pero perdona, yo no quiero hablar de mí misma porque le podría parecer patético —añadió Mathilde.

—Ella piensa más en los seres fallecidos, pero yo prefiero las mejillas rosadas llenas de vida, como las mejillas de esta niña —dije curvando la comisura de mis labios.

—Demetrius, tú estás más depresivo que yo. Antes que nada no quisiera ponerme panzuda y de mal humor —agregó y me taladró con la mirada.

—¡Qué buena bromista! Si tu eres una virtuosa de la vida, sé que no quieres embarazarte —dijo Patty, y la sondeó con la mirada.

—Exactamente, yo quiero champagne, y con espuma. Por lo menos soy genuina en este aspecto. Si no les gusta mi modo de ver las cosas, perdonen mi áspera forma de pensar —dijo mi esposa con los ojos centelleantes.

—Entiendo que quieres saciarte con el presente. Pero mira este tesoro angélico —dije, tomando a Louisa entre mis manos.

—¡Ay, mi mísero esposo! Se que ella es la imagen divina. Aprenderé mucho con ella en casa —dijo Mathilde y me arponeó con la mirada.

Infames (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora